El PRD: ¿Ciego pa’la pelea?

El PRD: ¿Ciego pa’la pelea?

El PRD es el partido más viejo del sistema político dominicano, responsable de las principales conquistas políticas y sociales del país durante los últimos cincuenta años; aun cuando por razones que no es del caso analizar, ha sido gobierno en menos de trece, empero, su presencia sigue palpitante en el corazón del pueblo dominicano.

Tres son las razones que explican la vigencia extraordinaria del PRD en la vida  política dominicana: la calidad de sus líderes iniciales, su apego a las reivindicaciones políticas y sociales sin extremismos aventureros; y su vinculación organizativa con las masas populares.

Juan Bosch, prestigioso escritor y hombre público de dimensión internacional, con su capacidad didáctica para comunicarse y educar políticamente  al pueblo, continuada por el carisma, la oratoria encendida y la capacidad táctica de José Francisco Peña Gómez, conquistaron apoyo internacional de la llamada izquierda democrática latinoamericana, de  los sectores liberales de Washington, de la social democracia mundial y de los partidos progresistas de América Latina. Otros como Jacobo Majluta, Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía, lograron atraer sectores profesionales: intelectuales, obreros, empresariales, agrarios, barriales, de mujeres y jóvenes, etc.

El segundo elemento es el ideológico. La vinculación del Partido a las ideas y causas populares, con sus manifestaciones de populismo, nacionalismo y socialismo democrático, fue un factor cohesionante hacia adentro y afuera de la organización.

Por último está el estrecho vínculo que ha mantenido históricamente el PRD con los diferentes sectores sociales,  crucial para su permanencia en todos los estratos de la población.

La crisis del “Partido de la esperanza nacional” trasciende sus conflictos actuales y la coyuntura electoral del 2012, pues  está ligada estrechamente al abandono de los tres elementos señalados.

La actual dirigencia no ha hecho suficientes esfuerzos por vincularse a las masas y las clases medias dominicanas, ni ha concitado el apoyo internacional.  Su ideología se encuentra en entredicho por el abandono de las causas populares, el socialismo democrático  y aun del liberalismo, pues tiene poca incidencia en los frentes de masas, mientras su liderazgo está cuestionado por su intolerancia hacia los demás sectores y líderes.

En lo organizacional, el PRD apenas  existe: la Secretaría de Asuntos Electorales fue marginada, no existen los Comités de Base, ni los Comités provinciales y regionales.  No está integrada la Comisión Política ni el Comité Ejecutivo Nacional.  Tampoco  hay una Comisión de Estrategia que supla a una Comisión Política  de más de 300 miembros, para hacer posible una dirección colegiada funcional.

El PRD luce sin dirección efectiva, ideología, organización ni espíritu unitario, para enfrentar los retos, frente a un PLD dueño casi absoluto del poder, que aprovecha todas las oportunidades para consolidarse.  Solo tiene un gran sentimiento y una franquicia a su favor.

En fin, el PRD  ha quedado  casi “ciego pa’la pelea”. Ojalá que sus líderes, militantes y simpatizantes abran los ojos y se sienten a dialogar para integrarse para  alcanzar el triunfo en el 2012.

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