El PRD: Con, Con,  O  Ni, Ni…

El PRD: Con, Con,  O  Ni, Ni…

El Partido Revolucionario Dominicano terminó el pasado 20 de mayo una de sus jornadas políticas más relevantes, enfrentándose al continuismo despótico corrompido y corruptor que representaba la candidatura del otrora “incorruptible” PLD, fundado por Juan Bosch. Cuando se pierde el poco margen solo una razón explica la derrota: la falta de apoyo popular; pero cuando ese margen es escaso, como lo fue en esa ocasión, con apenas un 4% de diferencia, las  causas pueden ser muchas, en este caso la dilapidación de los recursos del Estado, con un endeudamiento de un 8% del PIB, a favor del candidato oficialista, el cohecho de la JCE, una estrategia de campaña por veces errática del candidato, el boicot o abandono de dirigentes perredeístas que no se conformaron con su derrota en las primarias internas.  Todas y cada una de éstas fueron causas eficientes de esa derrota.

Pero en política no vale la pena llorar sobre sangre derramada, sino trillar el camino para convertir esa derrota en experiencia aleccionadora para alcanzar la victoria en las próximas batallas, conscientes de que ya  medio país  está de nuestro lado.

Ahora lo importante es recomponer el frente opositor y ampliarlo con más sectores populares y empresariales, capaces de garantizar su fortaleza,  a través de tres etapas bien diferenciadas: lograr la unidad para elegir una nueva dirección en 1913, donde estén representados los diferentes sectores del Partido, no solo los que ahora lo hegemonizan;  desde entonces y hasta el 2015 reestructurar racionalmente el PRD, capacitar sus efectivos y darle oportunidades a las  nuevas promociones de líderes y dirigentes técnicos y  capaces, aunque no pertenezcan a los grupos de poder tradicional; y organizar unas elecciones primarias libres de toda sospecha de parcialización; para después aglutinar a toda la población en torno a programas y equipos humanos confiables, sin exclusiones lamentables.

Para lograr esos  objetivos es preciso que se produzcan uno de estos dos procesos: a) integrar efectivamente a todos los militantes rescatables, es decir CON Hipólito y los suyos, CON Miguel y su gente y CON todos los que puedan aportar algo a una causa que es de todos: Pero   si esto no se puede lograr: pues  que NI Miguel, NI Hipólito interfieran en ese proceso, por lo menos en la etapa inicial, hasta que las pugnas inútiles y la polarización entre éstos y otros  líderes,  la haya difuminado la militancia;  para dar lugar a un PRD  unido y solidario, es decir, lo  que necesita el país para salir de la crisis que vivimos; y que el macropaquetazo fiscal que se  avecina no hará más que agudizar, a niveles desconocidos hasta hoy.

¡Que así sea!

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