El PRD en la hora de la unidad y la renovación

El PRD en la hora de la unidad y la renovación

Durante el último año transcurrido, específicamente desde las elecciones congresuales y municipales de mayo del 2010, el Partido Revolucionario Dominicano ha estado escribiendo un nuevo capítulo de su brillante aunque accidentada historia de casi  tres cuartos de siglo.

Imperceptiblemente para los que  registran solo los titulares de la gran prensa y declaraciones a veces tremendistas de los líderes; un partido que salió mal parado  de las elecciones  del 2010, en las que quedó sin representación senatorial, aunque  le fue mejor en los municipios, recibió el mensaje de que las cúpulas debían ponerse de acuerdo y ofrecer una alternativa válida de cambio frente a un Gobierno que ha roto todos los récords  de corrupción y prepotencia en el poder, que ha empobrecido y sumergido  al país en la inseguridad.

Desde entonces, con los auspicios iniciales del Foro Renovador  y el apoyo de las demás corrientes internas, el PRD se dedicó a organizar un Congreso partidario dedicado a su líder  fallecido José Francisco Peña Gómez, que el día 10 del mes 10  y el año 10,  aprobó por  virtual unanimidad 132 conclusiones y resoluciones con  las líneas maestras de la unidad y la renovación en los órdenes ideológico, organizativo, estratégico y programático, incluyendo la ruta crítica para una convención transparente que  elegiría  a su candidato  presidencial para el 2012.

No fue una tarea fácil para la Comisión Organizadora del Congreso crear el ambiente unitario y hacer aprobar ese conjunto de directivas, calmando inquietudes y ventajismos de última hora; pero la voluntad política de 1500 delegados de los grupos y simpatizantes de las dos candidaturas que en forma masiva las apoyaron, determinó la victoria de la sensatez y la madurez en esa ocasión, aunque ayudó que el Foro Renovador demostró en todo momento que ni el Congreso ni su nombre serían utilizados en favor ni en contra  de ninguno de los precandidatos, sino ejercer  una “neutralidad activa” en  favor del éxito de ese evento trascendental.

Luego, con la labor tesonera y firme de la Comisión Organizadora de la Convención y el apoyo de las dos corrientes que se disputaban la candidatura presidencial, se pudieron celebrar el pasado  6 de marzo unas elecciones primarias transparentes y muy concurridas, que deben ser motivo de orgullo para el partido, por lo que tanto los perredeístas como los analistas y la ciudadanía en general, le están dando su respaldo decidido.

Ahora lo que resta es que todo el partido se unifique, se reorganice de acuerdo a las pautas del Congreso Peña Gómez, reagrupe a los compañeros que quedaron  en el camino y oficialice un programa de gobierno de desarrollo humano y económico como lo merece este pueblo, con responsables de reconocido crédito técnico y moral para consumar la renovación y triunfo en las elecciones venideras y el Gobierno.

El candidato perdedor, Ing. Miguel Vargas Maldonado  y sus numerosos seguidores, tienen méritos suficientes para jugar un papel importante en la campaña y el nuevo Gobierno del PRD, así como para optar con buenas posibilidades en eventos electorales posteriores, porque se debe trabajar para ejercer el poder democráticamente por varios períodos.

Unidad y renovación debe ser  la consigna, así como prepararse para gobernar bien para todos los dominicanos.

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