Tal vez querían asesinar la botella. Ella, envalentonada, hizo lo prohibido: volar la verja de la Casa Nacional del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Después de su afrenta se desataron los demonios y comenzó un tiroteo que, a pesar de las explicaciones dadas por la Comisión Nacional Organizadora (CNO), se preveía.

La orden de disparar estaba dada. “¡El que brincó se murió! ¡El que brincó ahí arriba (la verja), es la orden!”, se escucha claramente en el video que hizo Víctor Vicente, de Noticias SIN, mientras el caos estaba en sus buenas.

Dentro de la Casa Nacional también se ve cómo el honorable diputado Fiquito Vásquez, miembro de la CNO, le dice a los hombres armados “e’ pa’ allá, e’ pa’ allá, e’ pa’ allá la vaina”, momentos después que uno de sus compañeros afirmó “tira, tira, que ellos no son de nosotros”.

Tras ver el video es evidente por qué lo retuvieron los gorilas del partido: ante los hechos, condenables, era mejor que desapareciera la evidencia de que había órdenes de disparar desde dentro del PRD. Al ver a Fiquito, por demás, se desmiente lo dicho por la CNO: no fue gente ajena al partido que invitó a tirar.

Lo que sucedió el domingo es inconcebible en una democracia. Si República Dominicana fuera un país el PRD ya no podría existir: su forma de hacer política, a través de los años, demuestra que la mayoría de sus miembros son trogloditas que no respetan nada (hoy son estos pero ayer fueron aquellos). Es triste ver lo que pasa en nuestro sistema de partidos. Da rabia saber que estamos condenados a lidiar con tanto animal pero, sobre todo, con tanto farsante.