El PRD parece transitar por caminos equivocados

El PRD parece transitar por caminos equivocados

Los acontecimientos  del lunes recién pasado en el PRD deben y tienen que llevar, no solo a sus dirigentes, militantes y miembros de esa organización, sino a toda la sociedad, a una profunda reflexión sobre el futuro institucional del país, pues independientemente de las simpatías que cualquiera pueda tener, es uno de los pilares fundamentales  en que se sustenta nuestro sistema de partidos, que  de alguna forma debe servir de garantía para la estabilidad democrática dominicana.

Del PRD  no hay necesidad de hablar mucho acerca de sus aportes democráticos e institucionales para que la sociedad y el mundo lo reconozcan; tampoco de  los errores cometidos ocasionalmente, como de los  conflictos en que históricamente se han visto envuelto varios de sus máximos dirigentes, porque a pesar de ello  es un gran partido y ha jugado  roles importantísimos en nuestra débil vida democrática, solo que a veces olvidamos que las organizaciones son y se parecen más a quienes las dirigen coyunturalmente que a los deseos y aspiraciones de sus miembros, simpatizantes, amigos, e incluso del resto de la sociedad.

En muchas ocasiones lamentablemente el PRD  ha transitado por caminos diferentes a lo que la gente quiere o espera de esa organización. Por decirlo así, se ha creado una especie de divorcio entre lo que sus ocasionales dirigentes hacen y lo que la sociedad espera. Pero la culpa no la tiene la organización, sino su dirigencia,  porque el partido se ha convertido  como diría un gran amigo: en una abstracción.

Da la impresión de que sus dirigentes pierden conciencia del valor que representa su organización en el presente proceso, incluso como si no tuvieran un proyecto definido a mediano y largo plazos, mucho menos acerca de valor de sus activos más preciados, de todos los lados.

Porque independientemente de que entiendan que estaban o no en su derecho, cualquier ciudadano común podría suponer,  que con el juicio de ayer no se detuvieron a pensar en las posibles consecuencias futuras, ni en que estaban expulsando de su organización, no solo un ex Presidente de la República, sino su candidato en las recién pasadas elecciones, estando en un momento estelar de simpatías.

Pero no solo eso, sino que Hipólito Mejía por sí solo,  su carisma, lo que ha sido y   es en el PRD y el país, representa mucho más que  tres o cuatro partiditos de los llamados emergentes juntos que se consideran indispensables para ganar, lo que hace difícil que alguien medianamente inteligente  entienda, donde está el beneficio de una organización que dice que quiere llegar al poder en el 16, expulsando o tratando de disminuir a  sus principales activos, en vez de conciliar.

Esos acontecimientos  conducen a pensar que los perredeístas están atravesando por un proceso de obnubilación parcial o colectiva, en el que la  pasión no los ha dejado  actuar con la suficiente ecuanimidad. Errores tras errores. Y por más explicaciones que se ofrezcan, menos los entiende la gente sensata.

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