El Partido Revolucionario Dominicano está exhibiendo en estos momentos una conducta penosa, por demás ridícula.

El no lograr consenso para abordar el tema de la posición que debe adoptar ese organismo ante la Cumbre desdice mucho de todos sus dirigentes.  Sin excepción.  Masá que ridículo es vergonzoso. Que los miembros  del PRD  se caractericen por la desorganización, la indisciplina, la falta de discreción, no es ningún secreto.

Ahora se les puede agregar que son egoístas porque su no participación en la Cumbre convocada por el Ejecutivo habla mucho de lo poco que les importa la búsqueda de soluciones a los problemas que se derivan de la crisis mundial.

Ese egoísmo que exhiben nos lleva a pensar que hasta se alegrarían de un eventual fracaso de la Cumbre porque si se llegasen a cumplir los acuerdos contraídos, lo traducirían como un triunfo del Gobierno. No piensan en la colectividad. Que si yo dirijo el partido, que si lo dirige fulano o zutano.  Es el tema  constante de su agenda. La rebatiña interna constituye  su mayor preocupación. Importa poco que se esté o no en crisis. Su organización se va a pique y ellos no se dan por enterados.  Falta de autoridad, falta de liderazgo y falta de coordinación. El PRD se auto-aniquila.

Si no son capaces de ponerse de acuerdo en fijar una posición ante la participación o no de una Cumbre, en qué podrían ellos ser eficientes. En volver a conducir el país?

Completamente de acuerdo estamos con el Cardenal cuando dice que la ley del reino animal es la fuerza y que la del género humano es la razón. Que prevalezca la razón.