El PRD, tesoro de la democracia dominicana

<p>El PRD, tesoro de la democracia dominicana</p>

RAIMUNDO TIRADO
Recientemente, el presidente de la Junta Central Electoral, a raíz del comportamiento ejemplar que se observó en el desarrollo de la convención interna del partido blanco, declaró que el PRD era el tesoro de la democracia dominicana. Y esa expresión pronunciada con conocimiento de causa, y al margen de sectarismos, por el principal representante del máximo organismo electoral del país, hace justicia a una organización que, como el PRD, ha luchado desde su fundación por el avance democrático nacional.

José Francisco Peña Gómez siempre afirmó que el Partido Revolucionario Dominicano era el padre de nuestra democracia, basado en los aportes que ha realizado esta gloriosa organización política para crear las bases del actual proceso democrático nacional, unido al trabajo permanente que ha desarrollado para su fortalecimiento y consolidación.

Fue el PRD el partido que, desde su fundación en Cuba, año 1939, combatió en el plano internacional a la tiranía de Rafael Leonidas Trujillo Molina, y luego de su muerte, llegó al país y encabezó todo el movimiento de resistencia y combate para desalojar del poder a los reductos; dando lugar a las primeras manifestaciones multitudinarias que enardecieron el fervor popular.

Fue el PRD que encabezó el primer gobierno democrático surgido después de la caída de la tiranía trujillista, para lo que contó con el apoyo de la mayoría del país, expresado en las urnas, siendo el profesor Juan Bosch el Presidente electo en esa oportunidad, quien ejerció su mandato con estricto apego a los derechos democráticos de los ciudadanos. Ese gobierno, en su corta existencia, parió la Constitución más democrática que tuvo el país, dio apertura a las libertades públicas y respetó escrupulosamente el derecho a disentir.

Los sectores conservadores hicieron oposición rabiosa a ese importante ensayo democrático perredeísta, y finalmente lograron derrocar al gobierno del profesor Bosch, que fue sustituido por un triunvirato que terminó siendo encabezado por Donald J. Reid Cabral.

La situación política y económica del país empeoró a un grado tal que se inició un proceso de agitación permanente, siendo el PRD el partido que encabezó los principales movimientos de protestas, y de contacto con sectores civiles y militares, que conspiraron contra el Triunvirato hasta que lograron su derrocamiento en abril de 1965, con el propósito de restituir al profesor Juan Bosch en el poder, y restaurar los fueros de la Constitución del 1963.

El derrocamiento de Reid Cabral desencadenó una serie de enfrentamientos entre fuerzas civiles y militares que desembocaron en la Revolución de Abril de 1965, la cual fue tronchada por la segunda intervención norteamericana, que pisó suelo dominicano el día 28 del mismo mes.

La participación del PRD, con José Francisco Peña Gómez a la cabeza, fue determinante para la solución del conflicto, y para la formación del Gobierno del doctor Héctor García Godoy, que condujo al país a la celebración de nuevas elecciones en mayo de 1966, en las que resultó electo el doctor Joaquín Balaguer.

Se inició así un largo vía crucis de 12 años, con un gobierno balaguerista de mano dura en contra de toda la oposición, con miles de muertes, presos y desaparecidos, y nueva vez el PRD asumió su papel de defensa de los derechos democráticos y combatió duramente al régimen opresor en las calles, en los medios de comunicación, en el plano internacional, en el foro del Congreso Nacional, y por todos los demás mecanismos a su alcance.

Cuando por fin regresa el PRD al poder, con don Antonio Guzmán electo como Presidente Constitucional de la República, fueron libertados todos los presos políticos, se acabaron las muertes y las persecuciones, se permitió el regreso de los exiliados, se desintegró la cúpula militar represiva, y se abrió una era de avance democrático que duró ocho años.

En 1986 el doctor Joaquín Balaguer volvió al poder, a través de un triunfo cuestionado, ya que no se permitió el conteo de los votos observados que favorecían ampliamente al PRD para retener el poder, pero en un exceso democrático, no forzó el reconocimiento de sus derechos, y la Junta Central Electoral controlada por un grupo de notables, le dio el poder al Partido Reformista Social Cristiano.

En este período de Gobierno el doctor Balaguer actuó con un poco de más de moderación, aleccionado por los gobiernos democráticos perredeístas, pero, de todos modos, ello no evitó que le robara las elecciones al profesor Juan Bosch en 1990, y al doctor Peña Gómez en 1994, lo cual colocó nuevamente al país al borde de una nueva guerra civil.

Una vez más el PRD se puso a la altura de las circunstancias, y mediante un acuerdo que prohibía la reelección presidencial y otras conquistas democráticas, permitió el acceso al poder del doctor Balaguer en un mandato restringido a dos años.

Por todos es conocida la circunstancia en que llegó por primera vez al poder el doctor Leonel Fernández, para dar paso a un nuevo gobierno perredeísta presidido por el ingeniero Hipólito Mejía Domínguez que mantuvo el carácter democrático del régimen, y hoy nuevamente nos gobierna Leonel Fernández y el PLD.

En todos esos espacios, el PRD ha sido un defensor insobornable del proceso democrático, y gracias a su intervención, jamás se ha vuelto a producir en el país un golpe de Estado. Se ha ido encaminando un proceso de maduración política, y ahora tenemos por delante el gran reto de avanzar en los conceptos de la democracia económica y de la democracia social.

En esos nuevos retos, el PRD seguirá jugando su papel como abanderado de los ideales de José Francisco Peña Gómez, y del socialismo democrático internacional; por eso creemos bien merecido el reconocimiento de que este gran partido es el tesoro de la democracia dominicana.

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