El precio de la oportunidad

El precio de la oportunidad

La oportunidad no tiene precio. Es una ocasión especial que puede presentarse tanto al individuo, a un grupo, como a todo un pueblo en cualquier momento, siendo capaz de mejorar la suerte y hasta cambiar el curso de la historia, tal como lo atestigua Stefan Sweig en Momentos Estelares de la Humanidad. Si se le deja pasar, si se nos va de las manos, difícilmente retorna. Por algo se dice que la pintan calva. Y eso es importante saberlo. Se hace preciso saber valorarla. Examinar cada ocasión. Para ello es necesario conocer no solo el hecho en sí mismo, también su causa y circunstancias que le rodean. Y más que todo el móvil personal. El bien o el fin procurado. Qué razones mueven su aceptación: la necesidad, la conveniencia, la ambición o la intimidad de la conciencia moralizadora? Distinguir entre oportunidad y oportunismo, además de necesario, parece pertinente.

Juan Bosch sí la valoró correctamente para aprovechar la oportunidad presentada cuando llegado del exilio en 1962 montó su campaña política bajo la consigna “vergüenza contra dinero” que le dio el triunfo electoral y lo elevó a la Presidencia de la República, sin tener que sacrificar nada: “Mientras gobierne no perecerá la libertad.” Tampoco la dignidad y la decencia. También saboreó su amargura cuando disminuidas sus facultades pactó la alianza nefasta de su partido con doce años de crímenes y corrupción de Joaquín Balaguer, quien siempre supo olfatear cada oportunidad para sacarle provecho personal y político, hasta morir plácidamente sin oprobio, libre de infamia: “Padre de la Democracia”, por tantas veces olvidada.

Nada de aquello importaba. La ambición del poder primaba en aquellas almas enceguecidas, donde el fin justifica los medios y la moralidad no cuenta. Desplazada la vergüenza por el dinero, por la borrachera del poder, sus beneficios y privilegios, quedó desmitificada la frase de Martí: “La Patria es aras, no pedestal.”

“En la vida de un hombre libre, la conciencia de un acto siempre precede a sus consecuencias.” Cuando es tomada una decisión, no vale alegar ignorancia. Se asumen sus consecuencias con responsabilidad. Mayormente si quien la toma forma parte de un colectivo que se supone consciente y bien informado.
Por eso causa cierta extrañeza la aparición en la prensa de todo un espacio pagado suscrito por un grupo notable de profesionales independientes dando su respaldo al Candidato Presidente Danilo Medina.

Nada que objetar. Nada que discutir. Es su opción política. Su libertad pensar y sentir comprometida con una causa también tiene su precio. “La única libertad que importa es la del espritu” nos dice Yeyo Balbas en “Pan y Circo.” Hace tiempo, hastiado de un sistema electoralista que reniega los valores intrínsecos de la democracia y la pervierte, había abjurado de formar parte de la farsa. Quizás esta Declaración Profesional me anime. Es una oportunidad tentadora; pero no es fácil montarse en un tren en marcha a última hora. Cada quien es dueño del destino que ha elegido para ser ejemplo de lo que crees y lo que eres. Del desafío: Pan y Circo o Vergüenza contra Dinero.

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