Los usuarios de préstamos están muy contentos. Me refiero a las familias que buscan créditos para adquirir viviendas y consumir, las empresas para invertir, ambos para sustituir compromisos caros y liberar recursos. Son los grandes beneficiados de la política expansiva del Banco Central, pagan un costo históricamente bajo. La tasa de interés promedio ponderada de los bancos múltiples se ha reducido en 390 puntos porcentuales, de 13.3% en marzo de 2020 a 9.4% en junio de 2021.
Cuando en marzo de 2020 se inició una de las recesiones más profundas y prolongadas que hemos tenido en nuestra historia económica (duró once meses) hasta enero 2021, el Banco Central leyó correctamente la enseñanza de cómo funciona el mecanismo de las crisis económicas, las familias consumen menos, las empresas también y el Gobierno reduce sus gastos o no los pueden aumentar, secuencia que profundiza las crisis y tiende a mantenerse durante un tiempo largo.
Para evitarlo, disparó con su artillería pesada, poniendo a disposición de entidades financieras a través de diversos mecanismos inéditos el equivalente de 5% del PIB. Y como complemento, no obstante, la inflación importada y sus efectos transitorios, teniendo como respaldo los fundamentos macroeconómicos y confianza de los inversionistas, en los últimos doce meses ha mantenido deprimido el precio del dinero en 3.00% anual, en 3.50% anual lo que cobra a los bancos comerciales por préstamos rápidos y 2.50% anual lo que paga a los bancos por dejar sus excesos de liquidez en el Banco Central.
Las estadísticas hablan por sí solas de la efectividad del paquete de medidas, a diferencia de países desarrollados y emergentes, aquí las toneladas de liquidez no se quedaron en los balances de los bancos comerciales, sino que con costo deprimido beneficiaron a hogares y empresas de diferentes tamaños, con 92 mil nuevos préstamos para adquirir viviendas, consumo, desarrollo de nuevos proyectos y reemplazar créditos caros, por un monto de RD$196 mil millones a final de julio.
Y nuestra economía, desde que abandonó la recesión en enero pasado, inició un proceso de crecimiento con tasa cada vez superior, hasta alcanzar velocidad de crucero, en junio 12.7% interanual, con pronóstico de que conservadoramente cerrara el año creciendo entre 9% y 10%, es decir, en tan solo doce meses recupera la totalidad del producto que perdió en 2020, y algo más.
Lo que ha sido reconocido por el FMI, Banco Mundial, firmas calificadoras de riesgo y la semana pasada lo hizo la Asociación para la Planificación Estratégica con sede en Canadá, a nivel global la única que certifica la calidad de la política económica.
Ponderan, entre otras cosas, la confianza de los inversores en las medidas del Banco Central, que con interés esperan los resultados de la reunión mensual de política monetaria que, por lo general, coinciden con sus expectativas, probablemente una de las razones por la que el flujo de inversión extranjera directa, que como consecuencia de la pandemia en América Latina cayó 34.7% en 2020, en República Dominicana fue menos de la mitad (15%).
Lo tengo claro, como la inflación tiende a converger con la meta, este año y en los primeros meses del 2022, los usuarios de préstamos seguirán beneficiándose de las facilidades y precio deprimido de los préstamos.