El Premio Nobel 1954, uno de los  mejores  cuentistas  del siglo XX

El Premio Nobel 1954, uno de los  mejores  cuentistas  del siglo XX

Para Juan Carlos Méndez, técnico de Literatura del Instituto Cervantes, el Premio Nobel “fue uno de los mejores cuentistas del siglo XX, con una novela muy hermosa con el nombre ‘Al otro lado del río y entre los árboles’, una historia de amor romántico maravillosa, donde hay una fuerza y una ternura nunca vistas, aunque se puede comparar, sin ser amor romántico, con ‘El viejo y el mar’, otra joya», añade.

Y es que esta pequeña novela está cargada de metáforas, elipsis, silencios y recursos que utiliza el escritor para ser hondo y profundo siendo sencillo y sin entrar en la mente de los personajes.

Pero Juan Carlos Méndez se muestra más crítico con otras novelas del autor estadoundiense. “Creo que novelas como ‘Fiesta’, ‘Por quién doblan las campanas’ o ‘Muerte en la tarde’ pertenecen a un género más frívolo y hoy son poco importantes, por lo turístico que tienen frente a cuentos preciosos y muy vigentes como ‘Colinas blancas como elefantes blancos».

La figura Hemingway tiene muchos clichés pero su obra ha permanecido por encima de tanta leyenda, como su muerte a los 62 años por un arma, sin llegar a aclararse si fue un suicido o un accidente.

¿Posible  suicidio?  “Fue una persona tan exorbitante y con unos personajes tan éticos en su obra, que es muy posible que ante su ya decadencia física y mental se pegara un tiro por coherencia, como hubieran intentado algunos de los personajes de sus obras”, añade el experto.

Grandísimo escritor, leyenda, icono, personaje folclórico, Hemingway, dejó este mundo hace cincuenta años, pero su rastro siempre ha sido muy rico y complejo. El escritor español y Premio Nobel Camilo José Cela, que conoció al autor y al que admiró, dijo de él que era “un hombre extraordinario y ejemplarmente situado por encima de las convenciones”.

En declaraciones a Manuel Vázquez Montalván, Cela señaló que la sinceridad era lo que más admiraba del autor.

“Describe -al igual que Baroja- un mundo de primera mano con unos ojos nuevos cada mañana estrenados”, sentenció.

“Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar”, dejó dicho Hemingway, cuya obra al castellano está reeditando por completo por la editotrial Lumen.

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