Al comparecer ayer ante la 79 asamblea general de las Naciones Unidas, el presidente Luis Abinader reiteró con énfasis el reclamo dominicano de que la crisis haitiana sea enfrentada por una conjunción de países que han prometido acciones y recursos que tardan en dirigir suficientemente a una nación sumida en violencia y urgida de asistencia humanitaria. Con datos concretos, describió el peso económico que recae sobre el Estado que dirige al prestar servicios de salud y de educación a una importante proporción de adultos y niños de la nacionalidad haitiana mientras persiste una condición de desastre al otro lado de la frontera cuyas consecuencias (advirtió el mandatario) podrían alcanzar a toda la región. Terminantemente: República Dominicana no puede hacer más por su vecino. Sin cambios sigue además la posición de su gestión diametralmente opuesta a la permanencia en Venezuela de un gobierno que perdió legitimidad por una brutal acción fraudulenta. Su presencia en el poder es ya un atropello inaceptable a los derechos de su pueblo con ocultamiento de la documentación que certificaría a la oposición como ganadora de los comicios celebrados el 28 de julio.
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El compromiso con la democracia que caracteriza a República Dominicana, reconocida internacionalmente por su liderazgo regional con estabilidad, crecimiento económico y productivos vínculos con el exterior, estuvo en alto con la presencia y exposición de su primer mandatario en la asamblea anual de la ONU.