Pekín. El presidente chino será recibido el 6 y 7 de abril por Donald Trump en la residencia que el presidente estadounidense tiene en Florida, informó este jueves el portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores, terminando con semanas de especulaciones.
La reunión tendrá lugar en Mar-a-Lago, la residencia vacacional de Trump en el sur de Estados Unidos el 6 y 7 de abril, dijo el portavoz del ministerio Lu Kang en una rueda de prensa.
Antes del anuncio, una cita de este tipo parecía improbable porque durante la campaña electoral el entonces candidato del partido republicano acusó a China de «robar» miles de empleos a los estadounidenses y amenazó al país con imponer derechos de aduana adicionales a las importaciones chinas.
La Casa Blanca confirmó el encuentro precisando que Trump y su esposa organizarían además una cena de honor para la pareja china el día 6 por la noche.
Antes de viajar a Florida, el presidente chino Xi Jinping efectuará una visita de estado a Finlandia, su primer desplazamiento a la Unión Europea en lo que va del año.
El presidente chino será el segundo dirigente extranjero recibido por Trump en Mar-a-Lago desde su llegada a la presidencia en enero, después de que en febrero visitará la residencia el primer ministro japonés Shinzo Abe.
En noviembre, recién elegido, Trump provocó la ira de Pekín al insinuar que podría dar marca atrás con la histórica posición diplomática de Estados Unidos con respecto a China, que data de 1979, y reconoce el principio de una China única. Esta estrategia permite a China prohibir que otros estados tener contactos oficiales con Taiwán y otros países extranjeros.
Trump aceptó una llamada de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, y después amenazó a China con una guerra comercial.
A mediados de febrero, las cosas se calmaron después de que ambos líderes hablaran por teléfono y Trump asegurara a Xi Jinping que respetará el principio de una China única, lo que abrió la perspectiva de un encuentro.
Según fuentes diplomáticas en Pekín, el marco del encuentro sugiere que permitirá que ambos líderes se conozcan, reservando temas delicados para un futuro.
«Se podría tratar de hacer como que se entierra el hacha de guerra, con algunos intercambios de cortesía en materia económica, antes de que se desaten las tempestades en materia comercial, los puntos de fricción en Asia y temas de recursos humanos», indicó Douglas Paal, director para Asia del Carnegie Endowment for International Peace, de Washington.