POR MANUEL JIMÉNEZ
El presidente Hipólito Mejía impuso ayer la condecoración de la Orden de Duarte, Sánchez y Mella en el Grado de Gran Cruz Placa de Plata al vicecanciller Miguel Pichardo y al embajador dominicano en Canadá, Eduardo Fernández.

En la ceremonia celebrada en el salón de Embajadores, en el Palacio Nacional, el presidente Mejía estuvo acompañado del canciller Frank Guerrero Prats.

Mejía dijo que la condecoración le satisface plenamente “a pesar de que algunos críticos de siempre consideran que éste tipo de reconocimiento es una muestra de desesperación del Presidente que se va”.

“¡Falso!”, aseguró el presidente Mejía, y agregó que si hubiera querido condecorar al vicecanciller Pichardo lo hubiese hecho hace mucho tiempo, pero dijo que lo decidió ahora porque es cuando e’pa’fuera que vamos”.

Dijo que Pichardo tiene acumulados 35 años de trabajo en el gobierno.

“Como ustedes comprenderán yo vengo de Gurabo y no se nada de diplomacia, ni quiero aprender tampoco. ¡Ni de protocolo tampoco!”, dijo Mejía, y que manejó los asuntos diplomáticos a través de “un equipo, de un team”, porque cualquier detalle mal manejado en este campo “puede crear grandes problemas”.

En este orden, recordó que Pichardo estuvo al frente de las relaciones con Haití desde sus funciones en la Cancillería, las que consideró como “muy importantes”.

De Fernandez destacó “el excelente trabajo” que ha realizado y entre sus méritos está el haber negociado con la empresa Place Dome para el arrendamiento de la explotación de la mina de los sulfuros de Pueblo Viejo, en Cotuí.

“Lo que se ha logrado en Canadá se debe, obviamente, a un trabajo tesonero, trabajo afectivo de Eduardo, quien estudió en Canadá y vivió allí muchos años”, dijo Mejía.

Mejía dijo que se sintió muy contento con la misión de Fernández en Canadá, razones por las cuales le impuso la condecoración. La condecoración a Fernández fue concedida en el decreto 580-04, en tanto que la vicecanciller Pichardo está en el decreto 640-04 del 14 de julio pasado.