El Presidente debe afrontar la crisis

El Presidente debe afrontar la crisis

Con su  discurso anunciado para la próxima semana, la sociedad dominicana espera que el presidente Leonel Fernández evada la disertación teorética y afronte la realidad de que el país, como casi todo el mundo, está ya en una crisis económica que obliga a un serio ajuste fiscal.

        Lo primero que se puede esperar es que el mandatario presente con total transparencia la situación del país y escoja el camino de la concertación con los diversos sectores buscando apoyo para un programa de emergencia que impida la desestabilización económica y social.  

        Aunque Fernández por fin ha reconocido que el país está abocado a una grave crisis, su proyecto de presupuesto no lo refleja y en vez de atender el clamor nacional e internacional de que ajuste el gasto, escoge un mayúsculo endeudamiento y persiste en el déficit fiscal que caracterizó su gestión del año que concluye.

Semana crucial. Con un discurso anunciado y la visita de las más altas autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) la próxima semana será crucial para determinar el rumbo que ha de transitar el gobierno de cara a la crisis económica nacional e internacional cuyos efectos se tornan cada día más claros y amenazantes para la nación.

Aunque el presidente Fernández  tenía el compromiso de hablar el miércoles 10 ante el auditorio de la Cámara Americana de Comercio, el miércoles su director de prensa, Rafael Núñez, anunció un discurso para el lunes 8 en la noche. Al día siguiente correspondió al Banco Central informar que el mismo lunes llegará al país una misión del más alto nivel del FMI encabezada por su director gerente Dominique Strauss-Kahn; el director del departamento del Hemisferio Occidental, Nicolás Eyzaguirre, y su director ejecutivo, Paolo Nogueira.

Llama la atención que los más altos ejecutivos de ese organismo vengan juntos al país, apenas tres semanas después que lo hiciera una misión rutinaria, la cual concluyó recomendando al gobierno un ajuste fiscal y la reducción de las tasas de interés.

En un comunicado publicado al final de esa visita de una semana, el FMI elogiaba “la prudente política monetaria” del Banco Central, que “contribuyó a contraer la demanda interna y sirvió de ancla para mantener la estabilidad macroeconómica, lo que sumado a la recomendación de que se concretice un ajuste fiscal en el 2009, implica una desaprobación del desbordamiento del gasto del gobierno en este año.

Los indicadores. En los sectores empresariales el grito es generalizado por la caída de las ventas como consecuencia de la contracción monetaria y el encarecimiento del crédito  impuestos para contener los efectos de los desbordamientos del gasto gubernamental. Reconocen que la inflación socava el poder adquisitivo de las clases medias sin que el sector privado pueda responder las expectativas de reajuste salarial, lo que genera crecientes y preocupantes protestas sociales.

        En una reunión empresarial se llegó a sostener que han bajado hasta las ventas de alimentos populares como pollos y huevos, mientras el sector de la construcción se ha declarado en emergencia y la Falconbridge anuncia el despido de 900 empleados informando que no prevé cuando podrá reanudar sus operaciones.

        En el sector turístico ya no se ocultan las preocupaciones luego que las estadísticas mostraran una caída sobre el 10 por ciento en la llegada de visitantes entre septiembre y octubre pasados en relación a los mismos meses de 2007, previéndose un mayor descenso para los próximos meses.

        Con los niveles de la crisis económica de Estados Unidos y Europa que genera la pérdida de cientos de miles de empleos por mes, no sorprende que descienda el crecimiento de las remesas de los dominicanos, que el año pasado aportaron tres mil 32 millones de dólares. Con base en las estadísticas del Banco Central, el economista Henri Hebrard mostró esta semana que su crecimiento se redujo al 7.9 por ciento en el primer trimestre de este año, habiendo sido del 17.2 por ciento en el mismo período del 2007. En el segundo trimestre 5.3 por ciento y en el tercero creció apenas 1.8 por ciento.

        Los signos son más ominosos aún para el sector zona franca, que ha perdido 80 mil empleos en los últimos años y si no fue peor en este 2008 fue gracias a un subsidio de 2 mil pesos mensuales por empleado, el cual formó parte del desbordamiento que incrementó el gasto gubernamental en 32 por ciento en la primera mitad del año.

        Pese al alivio que representa la caída de los precios del petróleo y de alimentos, la cuenta corriente de la balanza de pagos dominicana cerrará el año con un déficit superior a los 5 mil millones de dólares.

Proyecto contradictorio.         Las esperanzas de que el reconocimiento de la crisis por parte del gobierno produciría una nueva política fiscal han sufrido un tropieza con el proyecto de presupuesto para el 2009 sometido al Congreso Nacional, el cual contempla un déficit fiscal de 31 mil millones de pesos y un desproporcionado endeudamiento de unos 2 mil millones de dólares, que aumentará la deuda externa en un tercio del total en un solo año, indicativos de que no se contempla ninguna reducción del gasto ni austeridad.

        Para colmo legisladores oficialistas acaban de someter al Congreso un proyecto de ley para emitir bonos por otros 2 mil millones de dólares para financiar las dos plantas de energía a base de carbón que desde hace tres años promueve el gobierno con inversión privada ya concesionadas a dos empresas extranjeras.

        Diversos economistas cuestionaron esta semana la viabilidad de altos créditos con la banca privada, organismos internacionales y Venezuela, incluyendo la colocación de bonos con tasas de interés de hasta 25 por ciento en pesos y 10 por ciento en dólares, lo que se traduciría en un insostenible déficit fiscal.  

        Esa expectativa de endeudamiento externo y la persistencia en proyectos de altos costos como una segunda línea del Metro y el tren Haina-Santiago, que no respaldan ni los empresarios cibaeños, contrastan con la advertencia del FMI de “condiciones más estrechas del crédito global”, y con el compromiso ante el organismo de que elaborarían un presupuesto “basado en una proyección realista de los ingresos y un nivel de financiamiento creíble e identificado”.

        Con su  discurso de la próxima semana, el presidente Fernández tendría oportunidad de explicar la viabilidad de obras de esa magnitud que ha dicho serían con financiamiento internacional,  y de sustentar la reducción de las tasas de interés que ha anunciado el gobernador del Banco Central, sin el ajuste del gasto fiscal que no asoma en su proyecto de presupuesto.

        Los más optimistas observadores todavía esperan que el mandatario concentre toda la atención en la contención de la crisis económica, que implemente políticas de incentivo a la producción, que sustituya la distribución del patrimonio nacional por más inversión social, sobre todo en educación y salud, y que busque concertar con los sectores económicos y políticos. Incluso que aplace su proyecto de imponer una nueva Constitución que no ha concertado ni siquiera con su propio partido.

No quieren teorías

        La visita del FMI y el  discurso   del Presidente han creado expectativas en los círculos empresariales y en la opinión pública con esperanzas de que el doctor Fernández anuncie políticas efectivas para afrontar la crisis económica cada día más evidente.

        La afición del mandatario por el discurso teorético, los seminarios  y los escenarios internacionales es objeto de las más ácidas críticas de sus opositores. También se expresa en los medios empresariales y hasta en los diplomáticos, donde no cabían más sorpresas por el desbordado optimismo que lo llevó a sostener en septiembre  que lo peor de la crisis económica internacional había pasado y que no veía que pudiera poner en peligro el país.

        Fue en esos días que en una reunión del Consejo Nacional de la Empresa Privada con ejecutivos periodísticos se produjo una carcajada general cuando el presidente de esa entidad dijo que, al presentarle un plan para el desarrollo energético, el mandatario había reaccionado con la propuesta de un seminario para debatirlo, y uno de los participantes exclamó “¿pero otro seminario?”

        Sin embargo, hace dos semanas, y durante un seminario en La Romana, que pretendió ser una “cumbre regional” el presidente Fernández finalmente aceptó que la crisis internacional no está cerca de revertirse y que tendrá serias consecuencias sobre la economía nacional, lo que fue recibido con alivio por la opinión pública.

        A partir de esa rectificación altos funcionarios del área económica que secundaban el optimismo presidencial han empezado a cambiar el discurso y a aceptar que las piedras angulares de la economía nacional, como el turismo, zonas francas, exportaciones nacionales y remesas están ya sufriendo el impacto de la crisis internacional que sorprendió  al gobierno con un déficit fiscal que ha obligado a desembolsar divisas y casi duplicar las tasas de interés para evitar la desestabilización.

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