El presidente Medina no necesita más oposición, que la tiene

El presidente Medina no necesita más oposición, que la  tiene

Con frecuencia algunos analistas políticos resaltan que el presidente Danilo Medina gobierna en medio de una desbandada de la oposición, sugiriendo con ello que no tiene mayores dificultades para ejercer su mandato. Sin embargo, su gestión pudiera ser más llevadera y manejable si contara con la oposición firme y responsable de los partidos políticos que no son aliados ni sostén de su Gobierno. Por lo menos, esto sería lo esperado en una democracia normal y saludable.

Una oposición que asuma su rol pondría a muchos funcionarios a la defensiva, y ayudaría a ponerle presión a muchos personajes y grupos que ahora, libres de ataques y presiones externas, maquinan y tratan de poner tropezadero, desde dentro, a un Gobierno que, de alguna forma, está tratando de responder con prácticas novedosas y programas diversos a muchas de las necesidades de los sectores más olvidados de nuestro pueblo.

Esto irrita a sectores que siempre han tenido y reclamado la total y exclusiva atención de los gobernantes. Esto explica los onerosos niveles de desigualdad que acusamos, junto a otras rémoras de nuestro proceso de avance, resaltadas en las vergonzosas posiciones que ocupamos en las mediciones comparativas de los índices de desarrollo humano que publican diversos organismos internacionales. Justo es admitir que más vergonzosa es la condición de quienes sufren en la realidad, más allá de las estadísticas, los tormentos de este intolerable desamparo.

El partido político llamado a encabezar la oposición por antonomasia es bisagra funcional de este cerco político al presidente Medina. La torpeza y la ceguera política del presidente de este partido, facilita la labor para que grupos políticamente más avezados armen sutiles trampas con las que pretenden distraer y contrariar el trabajo y esfuerzo que, encarnado en los mejores sentimientos humanos, está intentando realizar la gestión del presidente Medina, quien está desbrozando un espinoso sendero para avanzar hacia adelante.

La oposición al presidente Medina es poderosa y sutil, bien posicionada y se ha sabido articular. Es escurridiza, furtiva, variopinta y dispersa en su ubicación social y política, pero compacta en sus propósitos y funciona como un equipo que tiene bien definido su interés como grupo. Es un conjunto que funciona por señas y aunque tiene identidad anónima, es reconocible. Desde sus respectivas trincheras estos atacantes hacen lo indecible por distraer y malograr, en todo el sentido, el buen trabajo y la buena imagen que se labrado el presidente, especialmente cuando admiten colocarlo en situaciones que ni él mismo puede sortear y salir bien de ellas.

Los partidos políticos y grupos que no están en el poder, con su anomia y desarticulación, han favorecido este cerco sutil y poderoso que le ha tendido este grupo que quiere atar al presidente Medina, o por lo menos, desviar su atención hacia ellos, en desmedro de los sectores más urgidos y necesitados. Con esta oposición, el presidente Medina tiene bastante que hacer y le basta.

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