En el año 1989 el muro de Berlín se vino abajo, las revoluciones siguientes en Europa oriental y  después la desintegración de la Unión Soviética, fueron acontecimientos de múltiples resonancias que dieron paso al fin de la guerra fría, enfrentamiento éste que había marcado las relaciones internacionales desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. La cumbre de Malta entre Bush y Gorbachov en diciembre de ese año y luego la firma de los tratados Start I y Start II, donde se reducen las armas estratégicas y se reduce el arsenal nuclear, son en realidad los acontecimientos que marcaron el fin a las tensiones entre, Rusia y los Estados Unidos,

Después de una relativa paz, vienen los azarosos sucesos de los ataques terroristas del 11 de Septiembre del 2001 y sus consecuencias: guerra en Iraq e intervención en Afganistán, ahora, después de la terminación de la guerra de Iraq, se necesitaba hacer una revaluación de los aspectos militares y su relación con la crisis económica mundial.    

Por eso, cuando el Presidente Obama anunció esta semana, una nueva estrategia de seguridad nacional, todo el mundo prestó atención. La nueva estrategia enfatiza : un recorte del presupuesto militar, supone la reducción del número de tropas del ejército, transformándolo  en una fuerzas más ágil, flexible, con mejores armamentos y tecnologías para hacer frente a nuevos retos, incluyendo el ciberespacio. Se potencia el espionaje, el uso de robots operados con computadoras, operaciones especiales y se descarta volver a ocupar con tropas otros países.

Durante los últimos tres años, se han hecho inversiones millonarias en las fuerzas armadas en relación a sus tropas, familiares y veteranos, gracias a esos sacrificios, se pudo terminar la guerra de Iraq y ha empezado la transición en Afganistán para que sus nacionales asuman esa responsabilidad, hace apenas tres años habían 180 mil soldados norteamericanos en esos dos países y ahora se reduce a la mitad; tenemos ahora la oportunidad y responsabilidad de mirar al futuro con más optimismo, reparando parcialmente los daños causados por los ochos años de administración republicana, que nos embarcó en conflictos bélicos sin justificación valederas, trayendo daños materiales como humanos no solo a nuestra nación sino a otros países. El presupuesto de los Estados Unidos es de US$3.66 trillones por año, asignando 662 billones a las Fuerzas Armadas, lo que es igual a 18% del presupuesto de la nación.

Ahora el Presidente anuncia un recorte de 50 billones por año, es decir un ahorro de 500 billones para la próxima década; eso sí, sin poner en peligro la seguridad de la nación ni un segundo y ahí está la sabiduría, visión y grandeza de nuestro Presidente.

En su histórica intervención de la pasada semana, el Presidente recuerda a sus ciudadanos que, y cito “nuestro ejército será más reducido, pero el mundo debe saber que los EEUU va a mantener su superioridad militar con sus fuerzas armadas que serán ágiles, flexibles y listas para hacer frente a una amplia gama de contingencias y amenazas”.

Así pues, que nadie se pierda en lo claro, adecuando las prioridades, la seguridad nacional no estará disminuida, sino lo contrario, aumentada.