El presidente Obama en la encrucijada

El presidente Obama en la encrucijada

En noviembre del año 2008, Barack Obama gana ampliamente la presidencia de los Estados Unidos y ayuda al Partido Demócrata a lograr una impresionante victoria congresional que redujo al Partido Republicano de una manera dramática. Esta aplastante victoria se debió a la creencia de que Obama iba a instalar una política de cambios profundos en medio de una enorme crisis económica y financiera – la mayor desde la Gran Depresión acontecida en la década de los años treinta- que amenazaba el sistema financiero mundial, crisis que había sido creada, en gran parte, por el modelo económico fundamentalista aplicado durante los ocho años del presiente Bush. 

El presidente Obama designó, causando sorpresa, como Secretario del Tesoro y jefe de su equipo económico a profesionales muy competentes pero que habían tenido algunos lazos con Wall Street. Al iniciar su gobierno le dio la primera prioridad a la continuación, en cierto modo, de la política de Bush de emitir trillones de dólares en inorgánicos a 0% interés con el propósito de salvar el sistema financiero sin implementar inmediatamente las necesarias y estrictas regulaciones (todavía éstas no existen).

Ante todo, debió de crear, como lo hizo el Presidente Roosevelt para enfrentar a la Gran Depresión, una comisión especial para evidenciar las razones y los culpables de la crisis, y así permitir que los norteamericanos hicieran la necesaria catarsis. Al contrario, Obama impulsó un estímulo fiscal de 800 billones de dólares y creyó, a nuestro juicio, erróneamente, que éste, junto a las masivas inyecciones monetarias, resolverían relativamente rápido esta crisis sistémica y, por tanto, dedicó casi todo su tiempo a otra prioridad: el plan  nacional de salud que cubriría a todos los ciudadanos. Este vital proyecto trajo ciertas diferencias en el propio Partido Demócrata y fue ferozmente atacado por el Partido Republicano.

Esta situación ha provocado, a medida que los meses fueron transcurriendo,  tres procesos simultáneos de alta incidencia política:     

1. Al no producirse la catarsis, el costo político de  la enorme crisis creada por los republicanos está siendo, paulatinamente, traspasado al Presidente Obama.

2. El desempleo, distinto a otras crisis, que está a un muy alto nivel, continúa creciendo, aunque la economía ya presenta señales de recuperación.

3. Las grandes compañías financieras han empezado a tener sustanciales utilidades, gracias a los trillones de dólares que el gobierno le prestó a casi 0 intereses. Estas ganancias sustanciales permiten que estas compañías otorguen enormes bonos a sus ejecutivos.  Ahora, frente a este comportamiento, el ciudadano promedio norteamericano está cargando con los enormes daños de la crisis. La política adoptada por el gobierno de Obama y la actitud de las grandes compañías están generando una enorme indignación en el pueblo norteamericano.                

Esta situación ha enturbiado otros logros políticos de Obama, ayudando, inusualmente rápido, a la recuperación del Partido Republicano; y a vez disminuye el margen de maniobra del mismo presidente Obama, aún teniendo una amplia mayoría congresional, por lo menos hasta noviembre del 2010. Obama está obligado, si no quiere sufrir una grave erosión en las elecciones del 2010, a tomar prontamente nuevas medidas económicas.   

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