El Presidente  y la especulación

El Presidente  y la especulación

En su discurso de toma de posesión, el presidente Leonel Fernández culpó a la especulación del alza abrupta en los precios del petróleo. El Presidente asemejó el mercado petrolero a un casino en el que los operadores de las bolsas de valores a través de la compra de contratos a futuros influyen en el precio de los combustibles. 

Aunque este argumento es muy popular entre personalidades políticas, la evidencia sobre el impacto de la especulación en los precios del petróleo es prácticamente inexistente.

Como bien señala Paul Krugman en su artículo “Speculation and Signatures”, dos condiciones deben cumplirse para que la especulación determine los precios corrientes: precios futuros significativamente por encima de los precios spots o corrientes y la acumulación de inventarios de petróleo. Ninguna de las dos condiciones se cumplieron en la coyuntura de alza de precios.

Para que la especulación sea el factor determinante de los altos precios del petróleo, los precios futuros de los combustibles tienen que ser superiores a los precios corrientes, ya que la diferencia entre estos dos precios determina el retorno a la inversión de los especuladores. Por ejemplo, si el precio futuro esperado del petróleo es de $106 y el precio spot es de $100, el retorno de la inversión sería de 6%. Mientras mayor sea el precio esperado del petróleo en el futuro, dado el precio spot, mayor será el retorno a la inversión.

La evidencia empírica muestra que los precios corrientes del petróleo en el período comprendido entre el primero de agosto de 2007 y primero de mayo de  2008 son mayores que los precios futuros. Esto evidencia una situación en que los precios corrientes determinan los precios futuros (backwardation). Además, en los períodos que los precios futuros han sido mayores que los corrientes (contango) la diferencia ha sido muy pequeña para justificar una situación de exuberancia especulativa.

La única forma en que el especulador puede determinar el precio de una mercancía es a través de la acumulación de inventarios  para crear una situación de escasez y vender a un precio más alto de al que compró. Supongamos que el especulador espera que el precio futuro en 90 días sea de US$106 dólares el barril:

1. Él puede comprar a US$100 hoy, almacenar el combustible para revenderlo en 90 días. Si el precio a los 90 días es de $106, su retorno será de 6%. A este retorno tendrá que deducirle el costo de almacenamiento y el costo del dinero utilizado para financiar la compra, o lo que deja de percibir por invertir ese dinero en petróleo en lugar de invertirlo en un instrumento financiero. Este es el llamado costo de oportunidad.

2. El especulador puede comprar contrato futuro de petróleo a US$100 dólares para su entrega a 90 días, a espera de que el precio en ese día (spot) sea mayor que el precio de compra. Si en el día 90, el precio resulta ser menor, digamos, US$98, él tendría que aceptar la entrega del petroleo y almacenarlo a espera de que el precio suba en el futuro a un precio mayor a US$100. Si es una opción de compra podrá declinar su derecho a adquirir la mercancía a ese precio, para evitar incurrir en una pérdida de dinero.

En el caso del contrato futuro, el especulador incurriría en el costo de almacenamiento de la mercancía y el financiamiento que se requiere para adquirirla hasta tanto la pueda vender a un precio mayor que los costos en que incurre. En el caso de la opción, el especulador perdería el dinero utilizado para la compra de la opción de compra. Él no ejercería esa opción de compra, pues estaría comprando a US$100 para vender a US$98.

En otras palabras, para que los precios futuros determinen los precios spots se tiene que producir un acaparamiento del exceso de oferta de petróleo en el mercado. Los especuladores mantendrían ese exceso fuera del mercado para beneficiarse de los mayores precios en el futuro.  De no ocurrir este acaparamiento, los precios del petróleo descenderían para poder encontrar compradores para el excedente que se produce entre la oferta y la demanda de combustibles. En los últimos años no ha ocurrido un aumento en los inventarios de petróleo.

Todo lo contrario, los mismos se encuentran en su nivel más bajo. Si las presiones especulativas son las que están aumentando los precios del petróleo, los especuladores adoptarían una posición “larga” en el mercado, es decir el compromiso de comprar la mercancía a vencimiento del contrato futuro a la espera de que el precio del petróleo sea mayor que el precio pagado o acordado en el contrato de compra. La evidencia muestra que la posición “larga” neta en la Bolsa Mercantil de Nueva York cayó de 113,307 contratos en marzo de 2008 a 25,246 en junio 10. Asimismo el New York Times reporta el 12 de septiembre de este año que los contratos futuros de los Index funds disminuyeron de 408,000 contratos a principio de año a 363,000 a mediado y que su participación en el mercado de contratos futuros y opciones de petróleo ascendía a sólo 13% y no el 70% que se estimaba.

La acusación de que los especuladores son responsables del aumento en los precios del petróleo es una pérdida de tiempo que desvía la atención del verdadero problema, el consumo desproporcionado y el dispendio de un recurso no renovable como el petróleo por causa del crecimiento del consumo en países que utilizan subsidios para mantener el precio de los combustibles por debajo de su costo en el mercado mundial. El Presidente debe concentrar su atención en formular una política energética coherente, orientada a reducir nuestra dependencia del petróleo.

La política energética del gobierno dominicano es incongruente. Si analizamos el sector energético en su conjunto vemos que, por un lado, la política de gravar con altos impuestos el consumo de combustibles y transferir las variaciones de los precios internacionales a los precios internos tiene el efecto de restringir el consumo, por el otro, se anula completamente este efecto a través de la fijación de la tarifa eléctrica y, principalmente, la práctica de permitir el robo generalizado de electricidad, así como el subsidio al GLP para el transporte público y los hogares.

En efecto, el robo de energía implica que la electricidad es un bien libre que se sirve  de manera gratuita a la población. Al igual que el aire, su demanda es ilimitada, con las autoridades viéndose obligadas a controlar esta demanda infinita a través de apagones de 4 a 8 horas a la población, paguen o no paguen. (1).

La frase

La acusación de que los especuladores son responsables del alza del petróleo es una pérdida de tiempo que desvía la atención del verdadero problema”.

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