El presupuesto

El presupuesto

El proyecto de Presupuesto de Ingresos y Ley de Gasto Público tiene en nuestro país una característica que no debería tener: es una especie de manzana de discordia.

En víspera de un año electoral se le manipula como un arma política con la cual se procura conquistar y restar espacios, dependiendo, por supuesto, del color del cristal partidista con que se le mire.

En esta ocasión, legisladores y gobierno tienen impresiones disímiles sobre aspectos fiscales en juego, relacionados con los medios para compensar lo que desde el Poder Ejecutivo se plantea como un déficit debido a los recortes que sufrió la reforma fiscal.

Y se vislumbra que estas opiniones discordantes habrán de generar fuertes debates, se anuncian posibles modificaciones de la propuesta de presupuesto y nuevos reajustes de las partidas asignadas a las distintas dependencias.

Ya pasó algo similar con la reforma fiscal, que finalmente fue modificada en base a percepciones más políticas que técnicas, pues la versión resultante desplaza hacia renglones de alto consumo cargas impositivas que no figuraban en el proyecto original.

El resultado ha sido que el Gobierno dejará intactas cargas como la comisión cambiaria y otras, para compensar no ya el déficit por desmontes arancelarios, pues no entraremos al DR-CAFTA hasta mediados del 2006, sino el recorte de unos RD$7,000 millones hecho al proyecto original.

     -II-

Una de las peores fallas del ejercicio político en nuestro país es que la oposición generalmente considera que se fortalece con debilitar las posiciones del Gobierno como administrador del Estado. Por lo general, eso la motiva para hacer modificaciones como las aplicadas a la reforma fiscal, que terminarán perjudicando al consumidor.

Lo conveniente sería que los problemas del país tengan una interpretación no distorsionada por la búsqueda de capital político y que, por ende, las soluciones sean las más idóneas.

Cuando el presupuesto es visto a través del prisma político y tratado como un instrumento al que se le suele sacar capital para fines electoreros, los resultados terminan siendo de una pobreza técnica que se diluyen los beneficios políticos perseguidos.

El presupuesto de una nación no es más que una aproximación de la cuantía de los ingresos, los gastos y la forma en que los mismos serán distribuidos.

Es una planificación que debe ser concebida con visión desarrollista y su análisis y las decisiones que puedan tomar sobre el mismo los legisladores deberían obedecer a una visión técnica no contaminada por la política partidista.

Nuestras aspiraciones son que en el presente caso impere el propósito de contribuir al desarrollo y el progreso del país, y que el resultado del análisis del proyecto en el Congreso sea para la mejor conveniencia de los intereses nacionales, no de grupos políticos que tienen su atención fija hacia el mercado electoral sin importarles cuanto daño puedan provocar.

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