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En un plazo de poco más de medio siglo, la República Dominicana ha llevado a cabo una notable transición desde un prolongando periodo de treinta y un años de dictadura a una democracia en pleno funcionamiento. Cualquier visitante extranjero que hubiese conocido nuestro país en los días oscuros de la tiranía trujillista se sorprendería ante los cambios que los aires de libertad han logrado introducir en la sociedad dominicana, entre los que merece destacarse el pleno disfrute de las libertades públicas, y lo que igualmente importante, la reafirmación de la autonomía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y el derecho a la educación de todos y cada uno de los ciudadanos. En ese lapso de tiempo, el entorno económico y político de la Universidad Primada de América experimentó cambios extraordinarios de los tipos más diversos, y, en la actualidad, está imbuida en experimentar otros de grandes dimensiones.
Casi todos los gobiernos que hemos visto sucederse después del ajusticiamiento del generalísimo doctor Rafael Leónidas Trujillo Molina, a pesar de haber pregonado tantísima veces la importancia del papel que desempeña la educación superior en el desarrollo de la sociedad y en el progreso económico, no se mostraron dispuestos a pagar el precio de una educación superior de calidad; por el contrario, siempre pretendieron imponer una supuesta mejora del sector a modo de ocultar su verdadero interés que no era otro que el de reducir el gasto público. Si de veras esos mandatarios deseaban elevar al máximo la aportación de la UASD al progreso de la nación, debieron ayudarla a enfrentar el desafío de mantenerse a la altura de los cambios que venían produciéndose en sus entornos, especialmente aquellos generados por la oferta de planes y programas de estudios no presenciales, y por el uso de nuevas tecnologías de la información y de la comunicación.
La UASD nunca ha disfrutado del monto del presupuesto que por ley le corresponde.
La educación a distancia es reputada como la manera más idónea que cabe imaginarse de lograr que más personas accedan a la educación superior. Pero, para que los programas de educación no presenciales resulten eficaces, éstos deben desarrollarse con el mismo grado de disciplina y rigidez que en el caso de cátedras impartidas en las aulas. Una enseñanza a distancia requiere una planificación concienzuda, estudiantes muy motivados y una gran inversión de tiempo y de recursos de parte de la institución que la oferta. En la UASD, al igual que en otras instituciones públicas y privadas de educación superior, ha comenzado a generalizarse el uso de esas tecnologías tanto en las labores docentes como en las administrativas. Todo ello demanda de mayores partidas presupuestarias.
Desde el año 2005, la UASD viene desarrollando una labor de sensibilización entre su personal docente y administrativo en temas y procesos de gestión de la calidad. Son innumerables los eventos académicos patrocinados por las autoridades uasdianas dirigidos a la comunidad universitaria con el objetivo de promover y dar impulso a la implementación de procesos de mejoras continuas.
El 29 de enero del año 2014, la Universidad Autónoma de Santo Domingo obtuvo la Acreditación Internacional para el Desarrollo Institucional Integrado con la Red Internacional de Evaluadores (RIEV), organismo perteneciente a la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), lo que ha permitido un cambio institucional consciente y progresivo. También, su aparición en el ranking de las mejores universidades de la América española y el Caribe.