Danilo Medina cumplió su primer año como gobernante y sus bonos populares no pueden ser más auspiciosos. En esta primera etapa de su gobierno ha dedicado sus mayores esfuerzos a la educación y al campo sin descuidar los otros renglones de la vida política no menos importantes. Sus logros se dejan ver significativamente y emergen al compás de su singular sencillez.
Danilo, como gobernante no es perfecto, es humano y como tal está sujeto a errores y expuesto a debilidades. Pero su accionar como mandatario opaca las imperfecciones que adversarios y opositores puedan atribuirle. El presidente Medina ha gobernado dentro del marco de una amplia alianza electoral que suman más de una docena de partidos y grupos políticos, esa alianza le ayudó a ganar las elecciones y ha contribuido a mantener la gobernabilidad.
El Partido Reformista, por su parte, principal componente de esta alianza, pondera satisfactoriamente los resultados de este primer año de gestión presidencial, lo hace consciente de que su contribución a la misma ha sido estimada y valorada por el presidente Medina.
En el futuro inmediato no existe razón alguna que tienda a modificar la participación reformista en el gobierno de Danilo, el pacto que ata las dos organizaciones políticas está vigente, no compromete a nada, que no sea el honor y la palabra empeñada en la búsqueda de la solución a los grandes problemas del país.
La participación reformista como componente fundamental de la gobernabilidad, no se puede medir a la ligera, ni se debe ubicar en la escala de valores de tiempo y espacio, la misma habría que valorarla en su profundo contenido político.
Esta relación inter- partidista, va mucho más allá de un simple pedazo del biscocho del poder, se trata de un compromiso de Estado que envuelve aspectos fundamentales para el desarrollo de la Nación. Danilo Medina, conoce muy bien el contenido de estas relaciones. Por eso las pondera en su justa dimensión.