El Ministerio Publico, el procurador general de la República y sus subalternos, siempre fueron empleados públicos dependientes de la voluntad y cumplidores de las órdenes que emanaban del presidente de la República.
El candidato Luis Abinader proclamó en su campaña que en su gobierno la justicia sería independiente, que no habría injerencia del Poder Ejecutivo.
Simón Bolívar apostaba a los hombres con criterios claros, dispuestos a cumplir con los mandatos de la ley, cuando ocuparan un puesto público, por esa razón, el Libertador privilegiaba prefería los hombres pobos a las instituciones. Al fin y al cabo, las instituciones son creaciones y manejadas por loe hombres.
Desde antes del primer día se aseguraba que la magistrada Miriam Germán ocuparía la posición de procuradora general de la República, quizá haya otras personas adornadas por las cualidades que la distinguen, pero ninguna con mejores credenciales que ella.
Décadas de servicio en el Poder Judicial desde las posiciones más humildes hasta jueza de la Suprema Corte de Justicia, sus opiniones, sus sentencias, sus comentarios y dictámenes estuvieron enmarcados siempre, de manera rectilínea en la estricta aplicación de la Constitución y las leyes, siempre con respeto a la moral y las buenas costumbres.
Como dice el pueblo, Luis Abinader, ya presidente de la República, dio la señal diáfana, sin máculas de que lo de justicia independiente no era una frase, una promesa de campaña que se quedó enredada en el discurso del candidato.
Cuando llegó la hora de cumplir su palabra, el Presidente Abinader escogió a la Magistrada Miriam Germán, humilde, digna, con una gran experiencia y capacidad jurídica con un gran sentido y una extensa práctica de la administración de la Constitución y las leyes, que, al fin y al cabo, en eso consiste la verdadera justicia, la que se aplica si favor ni temor.
El pueblo no votó por un simple cambio de personas en el gobierno, para que un grupo sustituya a otro y se caiga en la rutina de hacer no hacer, decir y no hacer, hacer y no decir. El voto fue por El Cambio, por la creación de un escenario que permitiera tener la seguridad de que las cosas, se elemento que se vive, que se ve, pero no se palpa, que las cosas se iban a hacer como Dios manda.
Para el 2012 cuando el candidato Hipólito Mejía insistió en la necesidad de acabar con la corrupción muchos le aconsejaron que ese no era un tema de campaña, que a la gente no le importaba eso.
En el 2020, una de las banderas de campaña más importante fue el combate de la corrupción, que comenzó con el sometimiento de un grupo calificado como un pulpo por sus tentáculos mafiosos.