El verdadero obstáculo que confronta el PRD para llegar al poder, es vencer la resistencia a la concertación y reversar aquel slogan que contra los acuerdos internos puso a funcionar la maquinaria de sus enemigos, impidiendo que la mayoría de los dirigentes y militantes vinculados a los diferentes grupos, sean mayoritarios o minoritarios, entendieran que el triunfo de uno les garantizará el poder o parte de éste a todos.
Desde que hace un tiempo se iniciaron esfuerzos unitarios tratando de lograr entendimiento entre sus principales líderes, se desató una campaña satanizándolos como Acuerdos de Aposento, orquestada por sus contrarios externos, pero contando lamentablemente con aliados internos, aunque algunos se sumaron ingenuamente y de buena fe.
No se daban cuenta de era una trampa que les colocaron en el camino para mantenerlos divididos, y en vez de recapacitar y entenderse mutuamente, se enredaron con los hilos de las intrigas que desde fuera les lanzaban, fundamentado en un falso puritanismo democrático institucional, habiendo sido la mayoría dirigentes por la vía del dedo o de los acuerdos.
Olvidaban que esa táctica la inventó la oposición y la utilizó el propio PRD, acusando a Balaguer de aplicar la dedocracia para provocar dentro del Reformismo corrientes levantiscas y dividirlos.
El hecho de que los líderes o dirigentes de cualquier organización se pongan de acuerdo en aspectos fundamentales, no atenta contra la democracia. Así ocurriría si se eliminara la participación de las bases en las tomas de decisiones, pero por el contrario, si éstas participan teniendo como marco de referencia un acuerdo elaborado, la fortalece.
La mayoría de los dirigentes nacionales y medios de alguna forma han estado en algún momento con Hipólito, Miguel, Milagros, Suberví, Alburquerque, Abinader, Esquea, etc., y cuando coincidían no les endilgaban derechismo, conservadurismo u otros calificativos; simplemente aplaudían sus planteamientos, lo que confirma que los problemas están fundamentados en cuestiones más de tipo personal que de otra índole.
Si abandonan algunas actitudes individualistas enquistadas y buscan de nuevo las vías del entendimiento, estarían dando un gran paso. Y para lograrlo no hay que hacer seminarios ni hacen falta asesores extranjeros, sino entender, que teniendo más cosas en común que las que los separan, deberían lo antes posible ponerse de acuerdo en un Plan de Acción Institucional a corto y mediano alcance que comprenda, de ahora a la Convención y de ahí hasta las elecciones del 2012.
Una vez elaborado el Plan, que la militancia decida democráticamente en sus organismos deliberativos y que todos se comprometan a acatarlo disciplinadamente, y que en la Convención se elija al candidato que tenga mayoría.
Igualmente deberían crear comisiones efectivas de seguimiento a dichos acuerdos, con dirigentes sin doblez, que existen en todas las tendencias, y que los demás se pongan a trabajar cada uno a favor de su candidato, pero respetando los acuerdos y sobre todo la institucionalidad de su partido. Un remedio eficaz al alcance de sus manos.