Londres. El príncipe Andrés, tercer hijo de la reina Isabel II de Inglaterra, y su exesposa, Sarah Ferguson, se han comprado un lujoso chalet en la localidad suiza de Verbier valorado en unos 13 millones de libras (16 millones de euros), informa hoy la BBC.
Según la cadena pública del Reino Unido, han adquirido la propiedad con una hipoteca conjunta, sin ayuda “de terceras partes”, pese a que están divorciados desde 1996.
El palacio de Buckingham, residencia oficial de Isabel II, ha declinado hacer declaraciones sobre la compra, de la que inicialmente informó el periódico “Daily Mail».
De acuerdo con la BBC, el duque y la duquesa de York están vinculados desde hace 17 años con la estación de esquí helvética, a la que han ido de vacaciones con sus hijas, Beatriz y Eugenia.
A pesar de divorciarse tras diez años de matrimonio, Andrés y Sarah mantienen una buena relación y han criado juntos a sus hijas. Ella todavía vive en la mansión familiar de Royal Lodge, en el condado de Berkshire.
La difusión de esta noticia llega en mal momento para el príncipe, salpicado en un proceso judicial por abuso sexual en Estados Unidos, pues pone en cuestión su poder adquisitivo para hacerse con tan lujosa residencia.
Según apunta la BBC, Andrés, de 54 años, tiene solo una modesta pensión de las Fuerzas Armadas, donde fue piloto, y recibe una dotación desconocida del patrimonio de su madre.
Por su parte, Ferguson, de 55 años, llegó a tener en el pasado deudas de hasta 5 millones de libras (6,4 millones de euros). La noticia de las actividades inmobiliarias del príncipe se conoce una semana después de que se viera salpicado en el proceso contra su antiguo amigo Jeffrey Epstein, convicto por prostitución de menores en Estados Unidos.
Al duque de York se le vincula en concreto con una mujer que dijo haber sido obligada por Epstein a mantener relaciones íntimas con Andrés cuando tenía 17 años, entre 1999 y 2002.
El escándalo y sus imprevisibles consecuencias obligó al palacio de Buckingham a emitir dos comunicados, en los que negó rotundamente que Andrés mantuviera relaciones sexuales con la mujer, identificada por los medios como Virginia Roberts.
En 2011, el príncipe ya fue retirado del puesto de enviado especial británico para inversiones extranjeras, tras revelarse su amistad con Epstein y después de que la prensa sacara a la luz sus altos gastos a costa del contribuyente británico.