El Príncipe Felipe y Letizia se casan bajo fuerte lluvia

El Príncipe Felipe y Letizia se casan bajo fuerte lluvia

MADRID (EFE).- Felipe de Borbón y Letizia Ortiz contrajeron ayer matrimonio en una jornada en la que la lluvia dificultó el guión de los actos previstos, pero no impidió que los madrileños, casi un siglo después de haber sido testigos en sus calles de la última boda real, expresaran su afecto a la pareja.

A la celebración se sumaron 1.700 invitados pertenecientes a cuarenta Casas Reales, jefes de Estado y de Gobierno, el Ejecutivo español al completo y representantes de las principales instituciones del país.

Tampoco faltaron líderes de partidos políticos y personalidades del ámbito económico, cultural y deportivo en un evento para el que las autoridades desplegaron un dispositivo de seguridad sin precedentes.

«No puedo ni quiero esconderlo, imagino que salta a la vista: Soy un hombre feliz. Y tengo la certeza de que esta condición me la da sentir la emoción de ver y protagonizar la realización de un deseo: Me he casado con la mujer que amo», dijo el Heredero de la Corona en el brindis del banquete de boda.

«Conjugar la razón con la fuerza del amor y del sentimiento ha sido siempre un objetivo en mi vida», agregó Felipe de Borbón, antes de añadir que «estamos celebrando hoy que Letizia y yo unamos nuestras vidas en una comunión de amor, responsabilidad, trabajo, respeto y entrega mutua».

La boda de Felipe de Borbón, de 36 años, y la periodista Letizia Ortiz, de 31, se inició sobre las 09.00 GMT y tuvo tres escenarios principales: la catedral de La Almudena, donde se ofició la ceremonia; el Palacio Real, que albergó el banquete, y la Basílica de Atocha, donde la novia entregó su ramo.

Poco después de las 10:45 horas y bajo una todavía fina lluvia, dio sus primeros pasos la comitiva real en la que el Príncipe de Asturias fue acompañado de la reina Sofía, madrina de la boda.

En los doscientos metros que separan el Palacio Real de La Almudena, la familia real española y, en especial, Felipe de Borbón, recibieron las primeras muestras de cariño por parte del público que llenó los laterales del Patio de la Armería.

La lluvia impidió que la novia realizara el mismo paseo, tal y como estaba previsto, por lo que llegó a la catedral en un Rolls Royce en compañía de su padre, Jesús Ortiz.

Letizia Ortiz llevó un vestido del modisto español Manuel Pertegaz, en color blanco roto, con cuello en pico y cola bordada de 4,5 metros y tejido en seda natural tramada con hilos de plata fina.

Una diadema de estilo imperio de platino y brillantes que la Reina Sofía lució el día de su boda sujetaba un tul de seda natural de tres metros de largo y con bordados que mezclan la flor de lis y la espiga, regalo del Príncipe.

El novio, con el uniforme de gran etiqueta del Ejército de Tierra, de color azul oscuro, recibió con un beso a su prometida a los pies del altar de la catedral antes del inicio de la ceremonia que ofició el arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco Varela.

Convertidos en marido y mujer, tras realizar los votos matrimoniales, los recién casados abandonaron la catedral para subir a un Rolls Royce con cubierta acristalada blindada, con el que realizaron un recorrido de unos 4,5 kilómetros por las principales calles de la capital de España.

Entre los aplausos y gritos de miles de ciudadanos que, pese a la lluvia, habían llenado el itinerario decorado para la ocasión, los novios llegaron a la Basílica de Atocha, donde la Princesa de Asturias ofreció su ramo de novia a la virgen.

En este templo, muy ligado a la historia de la Corona española, se desarrolló el acto más emotivo y cercano al pueblo madrileño, al recordarse a las 192 víctimas de los atentados del 11 de marzo que conmocionaron a la capital española.

A su regreso por el mismo itinerario hasta el Palacio Real y con el sol asomando por primera vez a los cielos de Madrid, los Príncipes de Asturias fueron recibidos por una banda de gaiteros de la región de Asturias, donde nació la novia.

Los recién casados se asomaron después al balcón principal de la fachada del Palacio, frente a la Plaza de Oriente, para saludar a las miles de personas que allí les esperaron.

Al saludo desde el balcón, que no se abría desde hacía treinta años, se sumaron posteriormente los Reyes, el resto de la familia real y los padres de la novia y todos ellos protagonizaron después la habitual sesión de fotos en diversos salones del Palacio.

Ya en el banquete, Juan Carlos I deseó a su hijo una vida «colmada de felicidad y entrega mutua» y mostró su convencimiento de que a los recién casados les «anima la pasión de servir» a España.

También se dirigió a la Princesa de Asturias a quien «recibimos -dijo- con los brazos abiertos y con el mayor cariño en el seno de nuestra familia».

Entre los invitados al banquete celebrado en el Patio del Príncipe, cubierto por una gran carpa de 32 metros de altura, se dieron cita cinco presidentes latinoamericanos y las primeras damas de otros cuatro países de esta región.

Los actos oficiales de la boda se dieron por concluidos poco después de las 15.00 GMT, cuando los invitados comenzaron a abandonar el recinto del Palacio madrileño.

[b]Intentan romper boda[/b]

MADRID (AFP).- Republicanos y nacionalistas españoles intentaron el sábado romper la unanimidad creada en torno a la fastuosa boda del príncipe heredero Felipe de Borbón y la ex periodista Letizia Ortiz, convocando una manifestación paralela en una simbólica plaza de la capital.

Víctimas también de la fuerte lluvia que diluyó las manifestaciones de entusiasmo monárquico previstas para el paso del cortejo nupcial, unos 300 antimonárquicos se dieron cita en la plaza Dos de Mayo, mientras se celebraba la boda.

«¡Los Borbones a los tiburones!» o «¡Mañana la república»! gritaban activistas del «Movimiento popular contra la boda real», compuesta por una decena de organizaciones comunistas, feministas, ecologistas, altermundialistas y republicanas.

Los manifestantes arrojaron globos violetas, amarillos y rojos, los colores de la II República española, proclamada en 1931 y víctima en 1936 del golpe de estado del general Francisco Franco, al cual España debe la restauración de su monarquía.

Tal como lo hiciera en una manifestación similar el viernes, el colectivo denunció el «despilfarro» del dinero público que supone según ellos la boda real. Solamente el dispositivo de seguridad empleado este sábado costó entre seis y ocho millones de euros, según la prensa y el costo total de la boda alcanzaría los 21 millones de euros (unos 26 millones de dólares).

«Esto que debería ser una unión civil entre dos ciudadanos se convirtió en un espectáculo grotesco y de exaltación de los valores más reaccionarios», estimó el Movimiento en un manifiesto que condena los «parásitos» de la familia real.

En Barcelona una manifestación similar tuvo lugar el sábado con la parodia de una boda entre dos actores, un almuerzo «nupcial» gratuito y un brindis por la llegada de la III república.

Los partidos comunistas español, nacionalista vasco, independentista catalán, regionalista gallego y aragonés, habían rehusado la invitación a la boda del príncipe, calificándola de «privada».

Gaspar Llamazares, coordinador general de la coalición de mayoría comunista Izquierda Unida (IU, 4,96% de los votos en la legislativas), envió sus «felicitaciones republicanas» a la pareja, pero deploró «las celebraciones de intenso carácter religioso y en la cual el heredero exhibe atributos militares».

Su antecesor al frente de IU, Julio Anguita, anunció el sábado a la agencia Europa Press la creación de un movimiento cívico para el reestablecimiento de la República, de la cual son partidarios el 22% de los españoles, según un reciente sondeo.

El semanario satírico El Jueves, que ofrecía de regalo esta semana una camiseta proclamando «Yo tampoco fui invitado a la boda real, pero la pagué de mi bolsillo», se agotó el mismo día que salió a la venta.

Los opositores a la boda, prácticamente privados de cualquier espacio de expresión pública, se lanzaron sobre los sitios web condenando especialmente el costo de la boda.

El tratamiento que los medios de comunicación españoles, públicos y privados, de derecha e izquierda, brindaron a la boda real, se caracterizó por su unanimidad en la extrema reverencia.

El nuevo gobierno socialista, cuyo presidente José Luis Rodríguez Zapatero mantiene excelentes relaciones con la Casa Real, se sumó al consenso. Esta semana, su secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, derivó toda pregunta de tipo financiero evocando el riesgo terrorista, contra el cual «el Estado español no economizará ni un euro».

La boda, y en particular la elegida como futura reina de España, tiene también sus inconformes en el terreno de los monárquicos de extrema derecha, que alentaron una insidiosa campaña de críticas contra Letizia Ortiz, poniendo en duda su capacidad de aprender un oficio para el cual no fue preparada desde la cuna.

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