El problema de Danilo; el dilema de Leonel

El problema de Danilo; el dilema de Leonel

Despejado, al parecer,  el camino de las  candidaturas  presidencialistas  del PLD, el Lic. Danilo Medina luce ser el preferido, a pesar de las escaramuzas y obstáculos trabadas por el león mayor, forzado a claudicar  por la Nueva Constitución de su inútil  empeño de postularse  y por la alta tasa de rechazo de su mal gobierno.

Deshojada  Margarita del jardín de la ilusión,  apenas florecida;  desechada  la candidatura de un Segundo aspirante a ser Primero,  de “sobrada” honestidad y  experiencia;  siendo, por definición, las  sobras,  algo desechable; igual suerte,  forzados por las circunstancias, en búsqueda de una unidad maltrecha,  correrán   José Tomás, arrastrando  un 3%,  que  ni huele ni hiede;  Radhamés  que, seguro,  huele más mal que bien; Almeyda, al  olvido relegado, y  Domínguez Brito,  de la hidalga de los 30 caballeros,  quien corre  mejor fuera  que adentro, en esa carrera deslucida. Aun así, con esos vientos a su favor, el candidato Danilo Medina, no la tiene todas consigo.

Hereda un desgobierno,  el gobierno de Leonel y de su partido, que ha sido y es todo un desastre. Un lastre demasiado pesado. Un gobierno en franco declive lo demuestran las encuestas y finalmente comprendió el Señor Presidente que deja un caramelo envenenado. Un pantano  difícil de cruzar sin enlodarse, a menos que  Danilo disponga “salir del laberinto  por arriba”, para no hundirse  en él.  Y eso es demasiado pedirle. Hombre pragmático, se le acortó el tiempo, y el precio a pagar sería terrible. Asido por el cuello por Leonel y acosado por un adversario agresivo que  sabrá sacarle partido a los males  presentes cuando se le endilgue su pasado irredento y  sus canchanchanes preferidos,  Danilo es un hombre trágicamente atrapado y sin salida, con  graves problemas sin solución, forzado a  más de lo mismo.

El dilema de Leonel  no es menos difícil.  Fracasado en sus  intentos de postularse o dejar en el mando a uno de sus acólitos incondicionales,  se ha visto  obligado a aceptar a su rival como candidato del Partido; pero no es seguro que  disponga, a favor del candidato, como es costumbre en el oficialismo, los cuantiosos  recursos del Estado para que   gane las elecciones. Corre el riesgo, de hacerlo  que  una vez  cruzada la banda presidencial sobre flamante pecho, el  nuevo Jefe del Gobierno  enfrente y discuta su liderato con un mejor gobierno, más sensible a las necesidades del pueblo, más austero, menos corrompible.

Un rival peligroso, de consideración,  que pondría en aprieto sus claras pretensiones de  “vuelve y vuelve”, para el 2016. Su otra opción es mantenerse neutral; no facilitar recursos sobranceros y  ocuparse más de su gobierno que  de la campaña, para mejorar su imagen. Dejar que las cosas sucedan, corriendo el albur  de que el pueblo elija libremente y Danilo sea derrotado de nuevo  por Hipólito y el PRD.  Y que el loco se suelte y le ocurra lo mismo que a Salvador, que por temor o malquerencia a Majluta prefirió a Balaguer y terminó  en la cárcel y su partido en desbandada.              

Publicaciones Relacionadas