Uno de los mayores desafíos que enfrenta la economía dominicana es mejorar el nivel de competitividad y un aspecto importante que impide incrementar dicha competitividad es la situación imperante en el sistema educativo existente en el país. Por lo tanto, se hace imperativo y cada vez más urgente una reforma educativa que nos permita estar a la altura de los demás países de la región.

Aunque se reconoce que la competitividad económica no sólo depende de dotar de buenas escuelas al país, la calidad de la educación es importante. Si se lleva a cabo un estudio completo sobre la habilidad de lectura de los jóvenes de 15 años, es decir, aquellos  estudiantes que ya han comenzado la secundaria, observaremos que los resultados no son muy alentadores.

Si el estudio se adopta con una visión pesimista, se observará que en promedio las escuelas del país no son tan buenas como las de los otros países latinoamericanos, aunque se debe reconocer que somos peores que algunos y mejores que otros. No obstante, en forma global la pérdida total en la competitividad económica es mayor si se toman en consideración otros factores como las políticas públicas en ejecución, la administración familiar de los negocios, el manejo de la tasa de cambio, y la ausencia del sector privado en la toma de riesgos.

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OECD), cuya sede está en París, realizó un estudio titulado Programa de Evaluación de Estudiantes Internacionales (PISA). Dicho estudio incluyó a 34 países más avanzados y 31 en vías de desarrollo. Se adoptó una escala de grado de cero a 1000 y de un promedio de 493, los resultados con relación a los mejores estudiantes en cuanto a desempeño fueron los de Shanghai con un grado de 556, Corea del Sur con 539 y Finlandia con 536. En cuanto a los países más avanzados Japón alcanzó 520, Bélgica 506, Estados Unidos 500, Alemania 497, Francia 496 e Inglaterra 494.

En el nivel latinoamericano, los países que estuvieron dentro o por debajo del promedio de 493 fueron Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica y México. En el caso de nuestro país, los niveles en matemáticas y lectura reflejan bajos grados y al parecer sería conveniente examinar el sistema de enseñanza de otros países y adaptarlo al nuestro, a fin de mejorar la enseñanza de las matemáticas e incentivar aún más la lectura.

Cabe señalar que la educación posee la capacidad de resolver todo tipo de problemas sociales, ya que las escuelas facilitan la creación de oportunidades y promueven la movilidad social. Además, mejorar la educación es una forma de enfrentar los problemas de familias disfuncionales, la violencia callejera y promueve la inclusión social.

Por otra parte, como muy bien lo señala el informe de Jacques Attali, el desarrollo industrial que se ha llevado a cabo en el país refleja los problemas de una economía dual, ya que por un lado tenemos las zonas francas exentas de derechos de aduana y del impuesto sobre beneficios y por el otro lado, una industria local sujeta al pago de los derechos de aduanas y del impuesto sobre los beneficios, una dándole la espalda a la otra sin una integración vertical que facilite las exportaciones de todo el aparato productivo. Mientras la industria local está dirigida a satisfacer un Mercado cautivo, las zonas francas sólo pueden vender el 20% en el Mercado interno.

Habría que agregar que el aparato productivo sólo genera el 10 por ciento del valor agregado, reflejando la debilidad del sector privado exacerbado por las zonas francas, el turismo y por la ausencia de una integración vertical entre la industria y la agricultura.

Esta última ha sido prácticamente abandonada y no ha obtenido beneficios de la apertura de la economía y existe relativamente un cierto estancamiento.

A la administración familiar de los negocios se suma el hecho de  que el país no es “business friendly” en comparación con otros países de la región. En términos generales, nuestro país está por detrás de países como Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Jamaica y Perú, entre otros.

Lo anterior se debe a los obstáculos administrativos que el inversionista debe enfrentar para crear o cerrar una actividad empresarial.

Otro aspecto se refiere a la seguridad jurídica de las inversiones, que debe ser preservada para continuar siendo el país un atractivo a la inversión extranjera.

La India tiene 61 universidades extranjeras por cuenta propia o asociadas con universidades nacionales. Y Singapur igual tiene 100 universidades extranjeras.

Por otra parte, en lo que se refiere a nuestro país cabe destacar el programa de becas para el exterior que lleva a cabo la Presidencia, el cual le ha dado oportunidades a un número considerable de estudiantes dominicanos.

Por último, no hay duda de que para realizar un desarrollo sostenido se deberán adoptar medidas de políticas públicas que permitan tanto una reestructuración del aparato productivo como mejorar la educación que estamos impartiendo a nuestra juventud, proveyéndola de los recursos necesarios tal vez superior a un 4 por ciento .

Eso requiere sobreponerse a nuestro legado cultural e histórico de forma tal que en el país se promueva una mayor movilidad social que permita la creación de una sociedad más justa y equitativa. 

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Recomendación

Me tomo la libertad de citar al periodista Osvaldo Santana, quien en un artículo de su autoría aparecido en El Caribe el 17 de enero recomendó lo siguiente: “Una revisión del libro “Basta de historias”, de Andrés Oppenheimer, podría ser útil. Con 30 millones de dólares podría auspiciarse en República Dominicana una universidad extranjera del primer mundo que podría ser de mucho valor para la isla. Y en esa perspectiva estaríamos siguiendo una tendencia de los países emergentes. Según un informe del Instituto de Educación Internacional, con sede en Nueva York, citado por Oppenheimer, China, India y Corea del Sur están seriamente empeñados en enviar estudiantes a Estados Unidos.  China tiene 98,000, India 103 mil y Corea del Sur 75 mil. Esos mismos países y otros están impulsando su educación, con políticas como esa y otras iniciativas, como la promoción de la instalación de universidades de las grandes naciones. China tiene en su territorio 170 universidades extranjeras graduando chinos.