A propósito de la Ley de Partidos Políticos, que ha tenido en esta semana uno de sus puntos culminantes, y los comentarios de algunos de sus dirigentes sobre el particular, algunas conclusiones quedan en claro:
1) El gran problema dominicano lo constituye la permanencia en el poder de una maquinaria: el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que ha casi destruido el tejido social de la nación, por la corrupción a gran escala, la impunidad, la delincuencia y el control despótico de las instituciones públicas para beneficio de unos pocos jefes y sus asociados.
2) Las instituciones electorales constituyen en el fondo el verdadero primer poder del estado de corte liberal, ya que a través de éstas se generan los demás.
3) Dentro de las normativas electorales pendientes de aprobación, la más importante con mucho es la Ley Orgánica Electoral, a la que se ha ido dando largas, al punto de que apenas la mencionan a la hora actual.
4) En cuanto a la Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas, se ha hecho todo lo posible por restringir su discusión a si debía haber elecciones primarias con padrón abierto o cerrado, obviando aspectos vitales como el financiamiento privado por contratistas del gobierno y una fiscalización independiente en todos los procesos envueltos.
5) Si bien los pequeños partidos no tienen subsidios ni militancia para organizar las elecciones primarias; hay dos que sí reciben recursos, pero están en proceso de desintegración: el PRD y el PRSC. Estos se unieron al oficialismo para lograr formas “fáciles” de elegir a sus dirigentes y precandidatos con un mínimo de esfuerzo y dinero, pues no quieren que les cuenten los votos.
6) Esto reafirma nuestro criterio de que en los períodos no electorales el PRM debe darle prioridad a su consolidación e intereses políticos. Y no a alianzas frágiles; mucho menos con facciones del PLD, cuyas cabezas: Leonel y Danilo, son corresponsables de la desinstitucionalización y corrupción del sistema político y social dominicano.
7) Es obvio que las primarias con padrón abierto atentan contra el párrafo 2) del Artículo 216 de la Constitución que manda el respeto al pluralismo político, además de que por lógica elemental, si hay democracia interna no puede tratarse de democracia externa, como son las primarias abiertas, porque son propias de las elecciones generales.
8) Entretanto, la Ley Orgánica Electoral debe consagrar la efectiva democratización y participación de los partidos en el control de esos procesos; la participación de fiscales independientes para evitar fraudes, la prohibición de “donaciones” de contratistas gubernamentales para la campaña electoral y el conteo efectivo de los votos con la participación de los delegados de los partidos y precandidatos.
9) En cualquier caso, este penoso proceso lleva ya 14 años en “discusión” de la Ley de Partidos en el Congreso Nacional, que han servido para mostrar tal cual es al PLD; para lo que no hay diferencias esenciales entre Danilo y Leonel, pero por debajo de su todopoderoso Comité Político hay gente útil, capaz de integrarse a la construcción de una sociedad mejor.
10) Al final, todos los ciudadanos de buena voluntad deberán unirse para votar contra el continuismo, el despotismo, la violencia, la explotación y la pobreza a partir del 2020.