El problema es la inequidad social

El problema es la inequidad social

Más de dos millones de ciudadanos y ciudadanas Acompraron@ la oferta electoral del PLD y su candidato Leonel Fernández, sintetizada en la frase Avuelve el progreso@. El todavía joven abogado y profesor universitario hizo una de las mayores carreras electorales post Trujillo y de paso venció al agresivo PPH y a la poderosa maquinaria del gobierno.

Cuando el doctor Fernández levantaba la consigna Avuelve el progreso@ aludía, de manera implícita, a su administración del 1996-2000. Esta fue la referencia y este fue el camino que los electores Acompraron@ y que, por supuesto, esperan que se repita.

Nadie duda que esos cuatro años fueron de progreso económico y social, pero más lo primero que lo segundo. La economía creció con vigor y de forma sostenida, los ingresos fiscales fueron elevados como consecuencia de una gestión administrativa eficiente, y la educación fue, después de las obras públicas, una actividad privilegiada.

En su administración, el doctor Fernández mostró y demostró un sentido del orden y de la organización. El trabajo de Amet es el mejor ejemplo. Es una lástima que fuera descontinuado en este gobierno y que hoy el tránsito público sea un verdadero dolor de cabeza para transeúntes y conductores. Otro ejemplo está en la agilización de los trámites para acceder a servicios de las oficinas públicas.

Yo creo, sin embargo, que la sociedad dominicana necesita encaminarse hacia un modelo de progreso que vaya más allá, que profundice reformas que son fundamentales para conseguir cambios esenciales. Porque no podemos continuar introduciendo innovaciones que, en sí mismas, son atractivas y parecen progresistas pero que responden al gatopardismo de cambiar para no cambiar o para dejarlo todo igual.

Se podría argumentar, no sin razones, que la magnitud de la crisis económico-financiera que sacude al país no permite ir más allá de la recuperación de la estabilidad macroeconómica. Pero también podría señalarse que ningún escenario es más propicio para introducir cambios verdaderos que las grandes crisis, porque las mismas son estratégicas y oportunas ocasiones para las transiciones sociales y económicas.

El doctor Fernández tiene el extraordinario respaldo ciudadano que se deriva de una votación de más de dos millones de sufragios, es decir, del 57% de los votos válidos. Y tiene, además, la noción de la necesidad de montar una gestión de gobierno que se dirija a la búsqueda de un plan nacional de desarrollo. Faltaría saber si tiene la disposición y la convicción de que ahora es un momento adecuarlo para hacerlo.

Un peligro que acecha al próximo gobierno es que se gaste en la coyuntura. Es verdad que es imprescindible abordar la coyuntura. Pero esta debe verse como un punto de tránsito, como una estación que hay que dejar atrás para alcanzar metas mayores, las metas del progreso.

Todos estamos conscientes de la abismal y rígida inequidad social que existe en la República Dominicana. Y estamos conscientes también de que esta inequidad es un gran obstáculo para conseguir el progreso, porque en los hechos la inequidad es exclusión del mercado que todo lo mueve.

Creemos que el inicio de la ruptura de esta inequidad pasa, necesariamente, por políticas inteligentes, creativas y compensatorias en áreas tan sensibles como la educación, la salud, las finanzas y el gasto público, los salarios, la burocracia estatal y la creación de empleos.

En un modelo económico-social dirigido a sentar las bases para la ruptura de la inequidad social, el gobierno debe concentrarse a crear las condiciones monetarias, financieras y fiscales para que el sector privado progrese, haga negocios, cree plazas de trabajo, instale industrias, exporte, pague sus impuestos, etcétera, sin perder de vista su misión de diseñar políticas que cumplan los objetivos del modelo. Tampoco puede renunciar a su condición de árbitro.

Ojalá que la próxima administración del doctor Fernández procure ir más allá del progreso innegable conseguido en el período 1996-2000. Ojalá que se proponga sentar las bases para romper esta injusta y pecaminosa inequidad social que traba el desarrollo de la sociedad dominicana.

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