El ‘problema sangriento’ que enfrentan los scooters eléctricos

El ‘problema sangriento’ que enfrentan los scooters eléctricos

Una demanda dirigida a las compañías de uso compartido de scooters eléctricos aborda los peligros de desplazarse por la ciudad en dos ruedas y aporta un sangriento detalle a una de las tendencias tecnológicas más polarizadoras que han surgido en el último año.
Nueve personas que resultaron heridas por scooters eléctricos presentaron la demanda colectiva el 19 de octubre en el Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles, donde acusan a las startups Bird Rides y Lime, así como a sus fabricantes Xiaomi y Segway, de negligencia grave, alegando que las compañías sabían que los scooters eran peligrosos y los implementaron de una manera que seguramente causaría lesiones.

Desde que los scooters eléctricos llegaron a Estados Unidos en septiembre pasado con la incorporación de Bird, una compañía de scooters, cientos de ciclistas y peatones han aterrizado en los hospitales con lesiones que van desde raspaduras graves en la piel hasta pérdida de piezas dentales, arrancamiento de uñas de los pies y desgarros musculares, según médicos y víctimas

El mes pasado, tres personas murieron mientras andaban en scooters en Dallas, Cleveland y Washington DC.

No hay un recuento oficial de la cantidad de lesiones en el país relacionadas con los scooters, ya que los hospitales codifican a sus pacientes según el tipo de lesión con la que ingresan, en lugar de la causa. Pero un indicador que Bird y Lime han estado monitorizando atentamente es el número de viajes que han realizado sus scooters: más de 20 millones entre ambas firmas, y el número aumenta todos los días.

Los scooters eléctricos han aparecido en más de 100 ciudades en todo el mundo, y las startups que apuntan a dar paso a una nueva era de microtransportes que respete el medio ambiente.
Después de un notable crecimiento de un año, Bird y Lime son ahora dos de las startups más jóvenes en obtener el estatus de unicornio en Silicon Valley, con valoraciones de 2 mil millones de dólares y 2 mil millones de dólares o más, respectivamente.

El rápido crecimiento de la revolución de los scooters ha estado plagado de controversias, quejas y lesiones. Citando temores sobre la seguridad pública, los funcionarios en algunas ciudades, incluyendo San Francisco y Santa Mónica, han prohibido temporalmente los scooters eléctricos y han presentado denuncias penales contra las compañías que están detrás de ellos por operar sin permiso comercial. Algunos frustrados ciudadanos justicieros han arrojado scooters al mar, los han enterrado en la arena e incluso los han incendiado.

De acuerdo con la demanda, dos de los demandantes resultaron heridos al tropezar con scooters dejados en la acera.

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