Para enfrentar la situación de crisis económica que vive el país, se debe comenzar, como medida fundamental, con una decisión firme del presidente Hipólito Mejía de no repostularse, consideró anoche el director del Centro de Investigación Económica de las Antillas (CENANTILLA), Pedro Silverio.

Entiende que aún cuando el gobierno establezca un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) o diseñe un paquete de medidas que pudieran resolver el problema, la desconfianza y la falta de credibilidad que se tiene en las autoridades podría arruinarlo todo.

«Para recuperar parte de esa confianza y de esa credibilidad el gobierno, y en particular el presidente Mejía, necesita reconsiderar su decisión de repostularse para que la sociedad y los agentes económicos se percaten de que es una decisión firme para enfrentar la crisis», dijo.

El economista Silverio fue entrevistado previo a pronunciar una conferencia sobre la situación de crisis económica de la República Dominicana y sus posibles soluciones. La actividad fue realizada en el salón del Foro Pedro Mir, de la Librería Cuesta.

Cree Silverio que la mayor preocupación surge porque mucha de las decisiones que se tienen que tomar están contaminadas por el proceso político que afecta al partido de gobierno.

«Y esto hace más difícil que se tomen las medidas que debieran hacerse para resolver un problema de crisis como el que tenemos», agregó.

«Ciertamente en estos momentos la economía dominicana se encuentra en una situación muy delicada en términos de lo que es el comportamiento de las variables macroeconómicas más importantes, pero también de las condiciones de vida de la mayoría de los dominicanos», especificó.

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Silverio entiende que el proyecto de repostulación del presidente Hipólito Mejía ha sido un factor determinante en la actual crisis.

Observa que al presidente Mejía estar envuelto en el proyecto de reelección muchas decisiones que irían en favor del pueblo no se toman o se posponen.

Con la insistencia del proyecto de reelección del presidente Mejía no se pueden cortar las señales de desconfianza enviadas al gobierno desde la población.