Las maloclusiones  de clase III están consideradas entre los problemas ortodoncios más difíciles de tratar. A pesar de tener una fuerte base genética, presentan etiología multifactorial, es decir, una interacción de la genética con el ambiente.

La maloclusión  conocida como Prognatismo mandibular es una malformación maxilofacial muy frecuente y se expresa por una desarmonía facial caracterizada por una mandíbula prominente principalmente en sentido ántero-posterior.

Dentro de las características intraorales que se observa en estos pacientes se puede mencionar que:

1.   El primer molar inferior se encuentra más adelantado que el superior

2.  Los incisivos inferiores se encuentran por delante de los superiores.

3.   Existen casos en los que no se manifiesta esta discrepancia, por lo tanto, debe ser diagnosticada mediante diferentes estudios.

4.   Es muy frecuente encontrar mordidas cruzadas posteriores.

El diagnostico debe ir acompañado de una evaluación de perfil, donde se puede observar en la mayoría de estos pacientes una deficiencia del maxilar superior con respecto al inferior y esto se debe a que la mandíbula ha obtenido mayor desarrollo que la maxila, por lo que en estos caso es importante, redirigir el crecimiento mandibular y estimular la maxila al avance.

En los pacientes prognáticos el tratamiento debe comenzar a temprana edad antes que se produzca el pico de crecimiento ya que después de los huesos haber alcanzado el desarrollo completo es más difícil la corrección ósea y una vez se alcanza la madurez y osificación completa la corrección va enfocada a medios quirúrgicos.

Existen diferentes aparatos para tratar este tipo de maloclusión  cuando el niño está en crecimiento como la máscara facial, los aparatos funcionales para clase III, la mentonera

Es importante vigilar a los niños ante cualquier cambio anormal que esté desarrollando en su dentadura y acudir al ortodoncista antes que el problema sea mayor.