El protestantismo y la comunicación

El protestantismo y la comunicación

SAMUEL SANTANA
Otro de los fenómenos ocurridos con el auge de los evangélicos en el país es la atención que hacia ellos van concentrando cada vez más los medios de comunicación masiva. Esto responde a dos aspectos importantes. El primero tiene que ver con la masificación. La aglomeración considerable de personas en cualquier escenario debe ser un objeto social que se convierte automáticamente en información.

Cuando se celebró en el país el Cincuentenario de Pentecostés, en el 1972, virtualmente todas las noticias sobre este acontecimiento encabezan diciendo que aproximadamente 60 mil evangélicos se desplazaban a lo largo de las calles de la capital de Santo Domingo enarbolando Biblias y pancartas con mensajes cristianos.

Lo que más llamó la atención de los medios de comunicación en el 1989, durante la realización de la campaña evangelística del entonces predicador Jimmy Swaggart, era que al Estadio Olímpico había llegado una concurrencia tan extraordinaria que desbordada todo el entorno. Este evento recibió una cobertura mediática extraordinaria, tanto a nivel nacional como internacional.

El segundo aspecto tiene que ver con el hecho de que los líderes evangélicos han convertido sus actividades extraordinarias en plataforma adecuada para hacer señalamientos sobre males sociales, políticos y económicos.

Al cubrir uno de estos eventos, el titular de un medio informativo decía textualmente lo siguiente: “Ahora los evangélicos no sólo leen la Biblia” y a seguidas detallaba las fuertes criticas que hacia la Confederación Dominicana de la Unidad Evangélica (Codue) contra el comportamiento del sector político en el país.

En un estudio hemerográfico sobre la incidencia de los evangélicos en los medios de comunicación, realizado por el  periodista Bienvenido Alvarez Vega, se determinó cómo en los últimos años ha venido creciendo la incidencia de este sector dentro de la prensa nacional.

Claro está, tal cual se ha señalado, la razón es que el abanico conceptual y contentivo de los líderes evangélicos se ha abierto más al no circunscribirse sólo a lo puramente teológico, espiritual o religioso. Han manifestado últimamente una verdadera y seria preocupación por la problemática materialista y sociológica.

Esto es un cambio total a la tendencia pasada de utilizar el púlpito solamente para hablar de cuestiones puramente celestiales y espirituales.

Los dirigentes eclesiásticos, organizaciones y conciliares sienten que tienen el compromiso de hacer algo por forzar a mejorar las condiciones de vida en que se encuentran los ciudadanos, entre quienes están sus feligreses.

Ahora sus criticas y señalamientos son tan contundentes que han logrado crear ronchas dentro de algunos sectores políticos y de poder.

Algo más, los evangélicos han descubierto que los medios de comunicación son un camino beneficioso para lidiar la batalla cuando sus intereses son afectados. Años atrás era inconcebible escuchar por todos los rincones del país los reclamos de líderes protestantes pidiendo que se haga una revisión al Concordato que tiene la Iglesia Católica con el Estado dominicano.

Lo mismo acaba de ocurrir con la asignación que han hecho las autoridades en el proyecto de Presupuesto para el año 2006 del Gobierno. En una rueda de prensa reciente la Codue, la Red Pastoral, Conedo y las Asambleas de Dios, se quejaron amargamente por la prensa nacional de que se le haya asignado 35 millones de pesos a la Iglesia Católica mientras que a las iglesias protestantes se les colocan menos de seis millones.

Años atrás pasaban de manera desapercibida las actividades extraordinarias que celebraban los concilios, organizaciones y ministerios importantes. Hoy las Asambleas de Dios, Iglesia de Dios, Iglesia Evangélica Dominicana celebran sus convenciones convocando a los medios y dándoles declaraciones que van más allá del ámbito puramente religioso.

Un ejemplo de esto lo constituye la celebración de la Sexagésima Séptima Convención Nacional de las Asambleas de Dios. Esta organización emitió unas declaraciones dentro de este contexto que mereció la atención de una gran cantidad de medios masivos, escritos, radiales y televisivos.

En esta ocasión este concilio criticó severamente la condición de mercantilismo y trasiego en la que han incurrido los principales partidos políticos del país.

Describió como preocupante la forma espantosa en que viven los dominicanos con el auge de la delincuencia y de la violencia que se ha desatado en la sociedad al tiempo de hacer un llamado a las autoridades para que enfrenten con contundencia este mal.

Sin embargo, hay que admitir que se trata de un fenómeno muy reciente y de una tendencia en cuyo trayecto hay aún  escollos y cierto desconocimiento. La realidad indica que en el país hay una influencia y celo religioso que se deja sentir, desgraciadamente en todo nuestro sistema social, y ciertos medios no escapan a esta situación.

En el 2004 los evangélicos realizaron una manifestación pública a la que asistió prácticamente toda la prensa nacional. El contenido de lo planteado mereció primera planta en casi todos los medios. Empero hubieron otros que a

pesar del rango de importancia de la información, prefirieron ser paleado con tal de no admitir en sus espacios a la opinión de los protestantes.

El otro elemento para esto es el desconocimiento que hay con relación a la estructuración de los creyentes. Esto así porque dentro del renglón “religión” la educación pública solamente enseña lo concerniente al catolicismo y pone de lado la descripción del mundo protestante.

Por primera vez en la historia del periodismo, y haciéndose un acopio a lo que ocurre con la prensa norteamericana, hace apenas unos años que dos medios escritos decidieron consagrar dos páginas semanales al tema de la religión. Uno lo hacía de manera pluralista, mientras que, el otro, se inclinaba sólo al catolicismo.

Como esfuerzo particular, el Departamento de Estudios de Sociedad y Religión, Inc. Realizó un estudio descriptivo y un tanto profundo sobre el espectro religioso de República Dominicana, el cual comprendía la década de los 90. Pero es un material que está en escasas manos.

En el país existen muy pocos comunicadores que se dediquen a profundizar en el tema de la religión como fuente informativa especial. Esa es una de las razones por las cuales virtualmente no hay espacios destinados a este renglón.

Desde los inicios mismos del periodismo, en Europa las páginas de opinión estaban dominadas solamente por los obispos y cardenales de la Iglesia Católica. La historia indica que era frecuente detener la edición de un periódico a la espera del artículo del cardenal.

La realidad indica que la cada vez más abierta  tendencia pluralista y democrática de los medios, así como el conocimiento de ellos sobre la estructuración del mundo protestantes, su accionar y su liderazgo, va a ir

permitiendo que haya una presencia y una participación más notable dentro de la comunicación social masiva. (El autor es reverendo evangélico de la iglesia evangélica del país)

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