ROSARIO TIFÁ
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La primera impresión visual es una carta de presentación que abre las puertas a una relación posterior, lo que induce al ser humano a actuar con mayor cautela tanto en su comportamiento como en su forma de vestir.
Esta realidad no tiene fronteras: los miembros de la sociedad están expuestos a ser juzgados por la percepción visual que se tenga de su imagen.
Las circunstancias y el momento determinarán cuándo vestir de manera sobria y discreta, para reflejar la imagen que se quiere proyectar, incluso cuando se desempeña una función pública. Pedro Voight, diseñador de moda y experto en protocolo de larga data, dice que para ajustarse a las reglas establecidas hay que tomar en serio esas expresiones. En ese sentido, abunda: el vestido define a quien lo lleva. En la mujer, el espíritu de la moda reside en su elegancia, refinamiento, sin excluir otros elementos caprichosos, extravagantes, y -por supuesto- la coquetería. El traje del hombre tiene menos variedad. La indumentaria que lo identifica, tanto en funciones laborales como en ocasiones formales, es sin dudas el pantalón y el saco.
Ahora, cuando se trata de una ocasión especialmente formal, los hombres deben asistir vestidos de frac, chaqué o esmoquin, para no desentonar.
Voight señala que los colores clásicos: negro, gris, azul o marrón están ahí, lo importante es saber llevarlos en su justo lugar y momento: los claros, en la mañana, y se va oscureciendo los tonos a medida que entra la tarde, para usar los más oscuros en la noche.
Su imaginación vuela a los años 90, cuando el presidente Joaquín Balaguer lo designó de manera honorífica en varios cargos públicos, entre éstos el de director de Protocolo en el Teatro Nacional. En lo que respecta a este Teatro, no se iba en jeans ni en zapatos sin medias. En esa ocasión, recuerda, estaba bajo la dirección de Silvia Troncoso, quien vestía elegantemente y también Lilliana Díaz, relacionadora pública.
El Teatro Nacional era muy respetado por la sociedad, el gabinete y los medios de prensa, y no tenía excepciones con nadie, afirma Voight.
El protagonista
Pedro Voight
Diseñador de modas
Experto en protocolo
Nace el 23 de abril en Santo Domingo, hijo de Pedro Julio García Caminero, alto oficial fallecido, y de Josefina Voight viuda García. Nieto de don Pedro García Morales, ex administrador de Casa Armenteros. Realiza sus estudios primarios en el colegio La Salle y en Venezuela hace un curso de Cerámica con la afamada ceramista Ofelia Chirinos, luego estudió diseño de moda y decoración de interiores.
El atuendo
El vestido define a quien lo lleva. El atuendo de una persona es una clave esencial de su cultura, clase, personalidad e incluso religión. Para las mujeres el espíritu esencial de la moda reside en la elegancia, refinamiento y la decoración. También incluye otros factores que tampoco escapan a su personalidad como son: los elementos caprichosos, la extravagancia y la coquetería. Así es la mujer de hoy, sin ningún tipo de tabúes.