Hace unas dos  semanas fue aprobado por el Congreso de los Estados Unidos el proyecto de reforma a la salud propuesto por su Presidente. En la oportunidad, sin pretenderlo, y como uno de mis sueños de salud, equiparé el modelo norteamericano de salud con nuestra realidad  de país en vía de desarrollo.

En verdad que por un momento pensé y relacioné la buena salud como resultado directo de una medicina moderna con tres elementos, la ciencia, la capacidad y lo económico. Al querer lo mejor para mi país, y en mi condición de médico en ejercicio, no me pude abstraer al leer los resultados de la nueva ley de salud, y pensé cuáles serían las recuperaciones, o mejor dicho, en qué medida pudiéramos nosotros imitar las cosas buenas del poderoso país, en razón de que son muchas las erradas que reproducimos, referentes a la mala música, las vestimentas estrafalarias, tecnología criminal, las drogas, etc.

Inicié mis reflexiones rememorando una experiencia que conozco bien en razón de mi entrenamiento en el país de los Lores; para los ingleses, su sistema de salud el “National Health Service” es la joya de su corona social, sistema que tiene cobertura universal para sus nacionales y todos los que se encuentren en el territorio británico, tanto médico como dental; esto sería mucho aspirar en nuestro medio, tendría el Estado dominicano que usar todos los fondos el erario para dar cobertura a más de 14 millones de personas, pues sin reparo sabemos que tendríamos que incluir a nuestros vecinos, de hecho lo estamos haciendo en un alto porcentaje.

Los principales puntos de esta nueva reforma son que tendrá un costo de 938.000 millones de dólares en un período de 10 años. El objetivo es lograr que 32 millones de personas sin seguro dispongan de uno subvencionado. Segundo que los adultos que no tienen ahora un seguro por condiciones médicas preexistentes podrán acogerse a un programa especial hasta el 2014. A partir de ese año, las aseguradoras no podrán rechazar a clientes por ese motivo. A partir de 2014, un fondo estatal dará cobertura a las familias que no puedan pagar las primas actuales. Extensión del Medicaid -rentas bajas- a familias con ingresos máximos de 29,300 dólares anuales. Multas para las empresas con más de 50 empleados que no les proporcionen un seguro  y para las familias que carezcan de la póliza.

El Presidente Obama se ha atrevido a enfrentar rancios intereses que en verdad poco valoran la salud del pueblo como tal, sólo sus  voracidades particulares. Esta nueva enmienda, que ampliará de modo importante la cobertura de salud a la población, pues cuando hablamos de la salud en los Estados Unidos, de inmediato asociamos a todos sus ciudadanos disfrutando de la tecnología de punta en lo que respecta a la salud en el país más rico del planeta y no es así. Esta ley acerca al país del norte a los principios de salud pública que rigen las naciones europeas, donde en verdad los gravámenes de impuestos son elevados, pero el ciudadano lo recibe de vuelta en una buena atención de su salud, y en  adecuados fondos de retiro que dan seguridad para esos años dolamosos. Tal vez pudiéramos nosotros decir algún día en “dominicano”, como lo dijo Obama “Yes. We can!”.