El proyecto hebreo, base ideacional de Occidente

El proyecto hebreo, base ideacional de Occidente

Rafael Acevedo Pérez

Me propongo insistir en este análisis, porque entre muchas otras razones, todo Occidente tiene sus principales directrices en la cultura hebrea. Sobre todo, porque, según pretendo demostrar, se trata de un plan espiritual y cultural, de un Proyecto diseñado en base a todos los principios metodológicos organizacionales con, desde luego, objetivos muy precisos.

Una lectura superficial del capítulo 9 y el primer versículo del 10 de la Biblia, nos muestra una racionalidad funcional que hace entender a cualquier renegado de que se trata de un plan, un Proyecto.

La sola historia de Moisés: una madre coloca a su niño en una canoa para librarlo de una matanza colectiva de niños. Y que, providencialmente, es recogido y criado por la princesa Henutmire, hija del faraón Seti de Egipto. Y que, siendo miembro de la corte, por un conflicto casual se ve obligado a defender su raza y tener que escapar, para luego rescatar el Plan y asumir su dirección.

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De los elementos estratégicos más notables resulta impresionante el asunto de las diez plagas. Puesto que, tratándose de un Dios tan poderoso, cualquiera, como yo mismo me lo pregunté con actitud de protesta: ¿Por qué hacer sufrir a tantas gentes, hasta el punto de que los propios esclavos dijeron preferir no ser liberados si era con tanto padecimiento?

Cuando leí el final del capítulo 9 de Éxodo, me levanté de mi silla indignado de tantos dramas y vicisitudes impuestas por Dios también a los propios judíos. Horas más tarde, pedí perdón, cuando al inicio del capítulo 10, Dios dice: He hecho estas cosas para que no se les olviden y para que las cuenten a sus descendencias.

En pocas palabras, Dios estaba, no solo lavando cerebros, sino reedificando y creando eventos y circunstancias para formar la memoria histórica de una nueva nación.

No hay manera de crear un proyecto nacional u organización sin una memoria histórica, con héroes, hazañas y epopeyas.

“El glorioso Licey”, las Águilas, los equipos de futbol tienen sus mitologías, sus récords y Pabellones de la Fama.

Sin mito no hay identidad ni país; sin plan no hay desarrollo nacional, regional ni empresarial.

Los judíos han sido Proyecto de Yahvé, incidentado por fallas humanas y el inconsulto plan expansionista de David, que desvió las cosas hacia otras metas.

La Biblia tan solo relata (oscuramente) el castigo de Dios “por un inconsulto censo de hombres aptos para combatir”. El siervo fiel tenía ahora un proyecto propio distinto al de Yahvé. Sospechosamente, las verdaderas razones del castigo a David jamás son transparentadas por la tradición hebrea. Tampoco por la Santa Biblia.

El Plan original tomó otro camino, y la historia muestra los padecimientos o castigos de dicho pueblo aún errante, que ha levantado el emblema de David y esperando un mesías capaz de restaurar aquel glorioso reino; aupando la estrella, jamás la cruz ni al “Crucificado”. Ni su nuevo Proyecto Espiritual.

Como siempre, surgen problemas inesperados, cuando los responsables de realizar el plan del Jefe disponen otra cosa.

(Continuará).

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