Una exitosa iniciativa de la Fundación Génesis y la Secretaría de Salud Pública (SESPAS) sirve de apoyo a miles de dominicanos pobres y vulnerables por el VIH/SIDA en ese municipio de Santo Domingo Norte.

Para R. V., un chiripero de 45 años VIH positivo, el Proyecto Vida Nueva no pudo tener mejor nombre, porque fue precisamente lo que le proporcionó, una vida nueva cuando la tuberculosis y el sida lo conducían rápidamente hacia la muerte.

«Yo llegué aquí con 115 libras, no dejaba de toser, ni siquiera podía mover las manos. Estaba en el chasis, tan feo que un amigo decidió llevarme para su casa para que no muriera solo», refiere R. V., para agregar con una gran sonrisa: «pero ahora estoy gordo, estoy bomba, ya terminé mi tratamiento de seis meses contra la tuberculosis y desde hace cuatro meses estoy recibiendo antirretrovirales».

Y no sólo eso, el Proyecto Vida Nueva le prestó RD$3.500 con los que inició un negocio de venta de tarjetas de llamadas y de reparación de electrodomésticos a domicilio que le permiten subsistir sin necesidad de mendigar.

El Proyecto Vida Nueva, de la Fundación Génesis, dio frutos al ciento por uno desde sus inicios en 2003, cuando el Proyecto CONECTA, de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), y la Secretaría de Salud Pública (SESPAS) decidieron apoyarlo.

Con una inversión de sólo 300 mil pesos mensuales, Vida Nueva logró aumentar en Sabana Perdida –municipio con 56 barrios y 140 mil habitantes– la oferta, calidad y cobertura de los servicios de salud ofrecidos en la Clínica Rural Sabana Perdida Lotes y Servicios.

También cumplió con la misión de ofrecer mejores condiciones de vida a la población de allí, especialmente de las personas que viven con el VIH/SIDA. Las consultas mejoraron en cantidad y calidad, incrementando su número de 2.500 a 3.500 por mes.

El trabajo del equipo de Vida Nueva permitió ampliar la cobertura de la clínica rural en los renglones salas de emergencia, medicina general, pediatría, ginecología, obstetricia, referimiento al Programa Nacional de Reducción de la Transmisión Vertical y planificación familiar.

Igualmente, mejoró los servicios de sonografía, odontología, prevención de la tuberculosis, vacunación, botica popular y farmacia, infectología, laboratorio, educación para la salud, consejería en pruebas de VIH/SIDA y atención en ITS/VIH/SIDA.

Bajo la dirección de la doctora Moraima Germán y el respaldo de la licenciada Grace Butler de Mejía, el Proyecto Vida Nueva consiguió dinamizar ese centro médico gubernamental, suministrar atención a 166 personas viviendo con VIH/SIDA de las cuales 50 reciben tratamiento antirretroviral.

También consiguió establecer dos grupos de apoyo, conformados por 25 personas viviendo con VIH/SIDA cada uno. El proyecto ha tomado en cuenta a los niños/as huérfanos y vulnerables ante el VIH/SIDA y la tuberculosis, incluyéndolos en programas de ayudas puntuales con útiles escolares, agasajos y regalos navideños y de Reyes.

«Es un proyecto de Dios», afirma Butler de Mejía, para quien haber vencido el rechazo y la discriminación contra los pacientes VIH positivos y sus familias ha sido el mayor logro de Vida Nueva.

Así lo atestigua M. C., madre seropositiva que desde hace seis meses recibe tratamiento antirretroviral en la clínica, donde además obtuvo empleo como consejera de la Red de Pruebas y Asesorías Voluntarias de VIH/SIDA (REDPAV).

«Aquí me han dado motivos y razones para vivir. Este proyecto es primordial y no podemos permitir que caiga. Ni siquiera los ricos pueden comprar los antirretrovirales, pues son carísimos», indica.

SUS INICIOS

La idea de Vida Nueva surgió en el año 2000, en la Unidad de Salud Mental de Sabana Perdida, cuando la doctora Ana Delia Figueroa comenzó a percatarse de que allí acudían muchas personas seropositivas que habían intentado suicidarse debido al rechazo familiar y social.

Con Figueroa como su directora médica, Gustavo Wiese como trabajador social y educador comunitario y un personal compuesto por otras 20 personas –un pediatra, una ginecóloga, médicos generales y promotores– Vida Nueva logró establecer un servicio de salud integral para las personas seropositivas en la Clínica Rural Sabana Perdida Lotes y Servicios.

Además, Vida Nueva creó un programa de microcrédito en alianza con la organización Esperanza Internacional que benefició a 19 personas viviendo con VIH/SIDA y a 35 de sus familiares. Los montos de los empréstitos ascendían hasta a 5.000 pesos por persona, por un período de cuatro meses, con resultados altamente satisfactorios.

También ayudó a la población a organizarse: Sabana Perdida ha quedado representada en un Consejo Directivo Comunitario conformado por delegados de 19 barrios y las iglesias del entorno. Este Consejo dará apoyo al centro en las actividades de educación para la salud.

Wiese destaca la importancia de haber logrado conjugar en un solo proyecto de salud comunitaria la atención clínica, el tratamiento antirretroviral, el apoyo emocional y el económico.

Los beneficios del proyecto de salud desarrollado por la Fundación Génesis no sólo han alcanzado a las familias vulnerables por VIH/SIDA, sino también a la comunidad en general: «El Proyecto», asegura Eusebia Báez, ama de casa de 43 años, «ha dejado muchos beneficios a Sabana Perdida. Mis tres hijas, mi hijo, mis vecinos y yo nos atendemos aquí. Si desaparece, nos sentiremos abandonados a nuestra suerte».

Ahora se espera que SESPAS continúe suministrando asistencia médica y fármacos antirretrovirales a los pacientes a través del Centro de Día que opera en la clínica y que dé continuidad a la iniciativa que llevó esperanza a miles de familias de Sabana Perdida.

La expectativa general es la de que se abran nuevas fuentes de financiamiento para extender las actividades comunitarias del proyecto que brindó a muchos la oportunidad de escapar de las garras de la muerte y comenzar una vida nueva.