Las últimas elecciones nacionales colocaron al PRSC en un muy bajo nivel de aceptación en el electorado, al obtener sólo un 4% de los votos, su más reducida votación en toda su historia.
Este resultado fue antecedido por un proceso interno de fragmentación y dispersión que llevó a buena parte de su dirigencia a integrarse ya como aliada o ya como tránsfuga al partido de gobierno actual. La restante y reducida dirigencia reformista ha intentado permanecer atrincherada dentro del partido, sobreviviendo como víctima de la influencia del liderazgo de uno de sus dirigentes de cosmovisión localista, quien, utilizando las tradicionales artes del maquiavelismo y el oportunismo políticos criollos, se hizo de la candidatura del partido, debilitándolo como una real y verdadera opción política creíble.
Desde el principio del proceso electoral la candidatura del PRSC se percibió como un comodín o bisagra con vocación de venderse al PRD para una segunda vuelta.
Esta definición (real o falsa), como toda profecía que se cumple a sí misma, operó de tal manera que le restó valor político a la candidatura del PRSC, frente a un electorado clientelizado y manipulado por las dos grandes asociaciones clientelares como lo son el PLD en el poder, y el PRD como real oposición.
El 4% no significa la dignidad de lo que queda del otrora poderoso partido colorao, sino que más bien expresa la decadencia que caracteriza su dinámica actual, así como la pequeñez política de una dirigencia conformada fundamentalmente por dirigentes locales, como son los casos de Amable Aristy de Higüey, Lila Alburquerque, de San Pedro y Rogelio Genao, de Jarabacoa.
El PRSC acusa una grave carencia dirigencial de alcance nacional como la que pudieron haber desarrollado dirigentes con la formación política y potencialidad de los Luis Toral, Guillermo Caram, Licelot Marte, Joaquín Ricardo y Víctor Gómez Bergés, solo para mencionar algunos.
La decadencia de la dirigencia actual del PRSC ha quedado debelada en la reveladora manifestación pública hecha por la Sra. Rafaela Alburqueque, quien, en un programa televisivo en donde era entrevistado el Secretario General del partido, el joven Víctor Gómez Casanova, hizo una llamada al conductor del programa para reprocharle al Secretario General una referencia a la supuesta o real visita al Palacio Nacional hecha por ella en la noche anterior en compañía del Sr. Rogelio Genao, visita que fuera dada a conocer por la Prensa Nacional.
La forma en la que se expresó la Sra. Alburquerque respecto al Secretario General, interpretada por alguna teoría psicosocial de la personalidad, sin duda emergió de su propio fondo endotimico, el cual puso al descubierto que en el conglomerado de dirigentes del actual PRSC no se comparte nada con valor político que los una e integre y que dé lugar a una comunidad de ideales partidarios. Parece más bien que estos dirigentes compartieron por simple coincidencia en un tiempo y espacio dominado por la influyente figura del Dr. Balaguer. Pero una vez desaparecido el caudillo reformista se descubre la ausencia de un ideario político válido y actualizado, así como la falta de una práctica política objetiva que los una. De forma mecánica siguen recordando la figura del Dr. como un sentimiento personal y emotivo de alcance particular, pero se encuentran despojados de una conceptualización de la política que encierre un ideario o discurso doctrinal e ideológico que anime y oriente la convivencia entre ellos. Luce que no hay ya nada que compartir con sentido político dentro del reducido reformismo. Lo que queda solo parece dar para el oportunismo y las bajas pasiones.
La pérdida del rol político del partido, tiene su razón de ser en la pérdida de la función socio política del PRSC como instrumento partidario intérprete de los sectores conservadores de la estructura social dominicana. El PLD es la nueva expresión e instrumento político válido para los grupos conservadores que integran el poder fáctico del país. El PRSC ya no tiene, ni está dedicado a redefinir, una vinculación funcional frente a las diversas y diferenciadas estructuras sociales que han surgido en el estado actual de desarrollo de la propiedad privada y/o pública en la nueva sociedad dominicana insertada en un mundo globalizado dominado por el capitalismo unipolar.
La enfermedad que corroe la salud política del PRSC lo coloca en una fase que parece terminal en su dilatada existencia. Parece haber llegado la hora de que en el reformismo se exclame: ¡Sálvese quien pueda!.