Sigo insistiendo en que el proceso electoral para elegir los miembros del Congreso, pero especialmente al presidente de la República, debe terminar en el mismo mes de mayo. Sin necesidad de darle cabida u oportunidad al recurso constitucional de una posible segunda vuelta. Porque además de lo accidentado que ha sido el proceso de las municipales, que provocó gastos no presupuestados, por la presencia del virus que altera al mundo entero.
Las economías mundiales están afectadas. Y las de un país como el nuestro, que en gran medida depende de aspectos ligados al turismo y a las remesas, indudablemente que sus efectos podrían ser devastadores. Por lo que, un proceso electoral que de todas maneras habrá que efectuarlo, no debe tener la más mínima oportunidad de una segunda vuelta.
Y pienso que los que más lo saben son los propios dirigentes políticos. Especialmente Danilo Medina y Leonel Fernández. Porque no solo deben estar conscientes de que es el momento de Luís Abinader, a quien todos los estudios dan muy por encima de los demás candidatos; sino porque ellos dos saben que tienen situaciones muy especiales.
Danilo Medina, porque siendo actualmente el líder o jefe del PLD, está impedido de ir como candidato. De volver a ser presidente. Y los políticos, para mantener su liderato intacto, tienen que ser opción de poder por sí mismos. Pues los lideratos no se transfieren, ni se traspasan, ni se endosan. Podrá ser jefe del partido por un tiempo, pero el derecho o instinto natural de volver al poder empujará a su gente a buscar opciones.
Leonel Fernández, porque sabe que aun habiendo sido presidente en tres oportunidades, ya no está en el partido que lo llevó al poder. Y un partido nuevo, difícilmente, salvo coyunturas muy particulares, llega al poder pocos meses después de su fundación. Eso toma tiempo. Ambos saben que el espejo que le sirvió para proyectarse se cuarteó.
Y lo que hace unos días planteó José Frank Peña Guaba, dejando entrever que las elecciones de mayo podrían posponerse, habría que considerarlo extemporáneo. Porque si las autoridades han establecido un programa especial de dos o tres semanas para contrarrestar el avance del coronavirus, hay que esperar que culmine dicho proceso.
Ver qué ocurre finalizado dicho período, para luego tomar decisiones posteriores. Pero no comenzar desde ahora a proponer o crear incidentes antes de que culmine el proceso establecido por el gobierno.
Porque hay un principio que, sobre todo los abogados conocen, en el sentido de que el que está ganado no provoca incidentes. Y aunque en ocasiones algunos políticos no entienden o mal interpretan ese principio, hay que tomarlo en serio.
Porque a fin de cuentas, muchos políticos, conscientes de que Luis Abinader tiene todas las oportunidades de ganar en mayo, pero tienen otros proyectos, buscarán cualquier fórmula para que el proceso se extienda. Por eso me adelanté en artículos anteriores a decir que el proceso debe terminar en mayo. Y probablemente continuaré insistiendo en eso si las circunstancias lo permiten.