El que quiera azul celeste…

El que quiera azul celeste…

El deporte profesional es un negocio en el cual un grupo de inversionistas crea una empresa comercial que se dedica a la explotación de una u otra disciplina. Algunos de esos equipos manejan sumas multimillonarias para la contratación de jugadores, ganan dinero cuando cobran las entradas a los estadios, cuando venden camiseras, gorras, guantes, bolas. Manejan sumas millonarias de publicidad en vallas, en menciones en las transmisiones de los juegos…y paro de contar.
Por supuesto que no tengo ninguna objeción, ¡cómo podría tenerla!, a que una u otra persona, un grupo de inversionistas, coloque su dinero en el negocio de explotación de una actividad deportiva, como modo de entretenimiento, esa es una actividad de comercio legítima, al fin y al cabo, usted hace con su dinero lo que le viene en ganas. Eso no se discute.
El deporte profesional se practica con claros fines comerciales, con un propósito que va mucho más allá del trofeo que se exhibe, del orgullo que vociferan los fanáticos, los aficionados de un equipo.
El viejo refrán lo dice muy claro: el que quiera azul celeste…que le cueste
Lo que urtica, lo que provoca irritación es que no haya dinero para medicinas, reparación de hospitales, insumos agrícolas, equipamiento para los bomberos, para etc., etc., sin embargo, año tras año se dedican millones de pesos al mantenimiento y remozamiento de estadios deportivos donde se practica beisbol profesional, para beneficio de accionistas de equipos, en los cuales se invierte dinero para obtener beneficios económicos
Hay una clara diferencia entre gasto e inversión. Es fácil ilustrarlo: cuando se invierte en el deporte escolar y aficionado, se beneficia al país en salud, orgullo, competencia y cuando se acondicionan estadios deportivos para eventos profesionales se gasta el dinero puesto que no es de beneficio colectivo, salvo que se trate de dar circo a la población.
La enseñanza fundamental en los deportes de aficionados es que, niños y jóvenes aprendan que para obtener el triunfo hay que competir, entrenar y, al final, gana el mejor. Se adquiere el conocimiento práctico y la conciencia de que el éxito es fruto del trabajo tesonero, duro, sin descanso, con el entrenamiento adecuado.
En la relación costo-beneficio hay una clara ventaja, una indiscutible diferencia en la cual el deporte escolar y aficionado muestra réditos mayores para la sociedad.
Por supuesto, trato la diferencia entre gasto-inversión en los deportes, escolares, aficionados y profesionales desde el punto de vista del buen uso y destino de los fondos del erario..
Ahora el can es que si el espacio donde se colocan los periodistas, para reseñar los juegos, debe tener tres hermosas niñas semi vestidas, exhibiendo sus curvas mientras bailan en el tubo.

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