El que saca la pata a tiempo….

El que saca la pata a tiempo….

Contrario a mi costumbre, hoy compartiré con ustedes una carta que me ha enviado el magistrado Rafael Leonidas Ciprián a raíz de mi artículo del viernes pasado:

“Apreciado y distinguido señor Báez: Leí su artículo titulado ‘Sinvergüenzas y pelafustanes’ con mucho interés y pesar. La causa de ese trabajo fue un error inadmisible y una falta imperdonable de mi parte. Lo acepto con plena autocrítica y con la firme resolución de poner todo mi espíritu en atención para no volver a cometer el yerro que lo indignó tanto.

Yo usé el calificativo equivocado e injusto de ‘permisivo’ aplicado a mi eterno magistrado, siempre lo saludo así, doctor Manuel Bergés Chupani. Ese error involuntario de mi parte no representa mi criterio ni mi auténtica opinión. Apareció ahí por una dislocación que hice en el orden en que deseaba que apareciera. Observe que en un párrafo presento una lista de nombres y en el siguiente omito los nombres y solo enumero y enjuicio la gestión de algunos presidentes de la Suprema Corte de Justicia”.

Sigue: “Por una falta censurable de mi parte, reordené los nombres, pero no reordené los criterios que vierto en el siguiente párrafo. Un olvido, una omisión y una estupidez de mi parte como corrector de mi trabajo. Admito que ese adjetivo iba dirigido a otro que sí creo, en mi humilde criterio como ciudadano, que fue permisivo. Por tanto, retiro y retiré ese adjetivo que usé mal y que apareció atribuido a don Manuel, y uso el término ‘don’ en el sentido clásico, porque mi amigo y admirado Maestro Bergés Chupani se lo merece.

Él y toda su familia gozan de mi respeto y consideración. Conversé personalmente con Manolito, su hijo y mi amigo, en una acongojada visita que hice a su casa. Le presenté mis excusas y desagravio por mi lamentable error. Me dijo que él y don Manuel me perdonaban el error y que se habían sorprendido porque sabían del trato que siempre le he dado, de manifestación de afectos y respeto. Yo practico la autocrítica, el autocastigo y la autocensura para no repetir ni con él ni con nadie ese calificativo, siempre que no se lo merezca (…)”.

“Lo felicito por su pronta, merecida y airada respuesta frente a mi error. Sólo deseo dejarle constancia de la verdad de lo que pasó”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas