El que se fue es una figura política de presencia permanente en la historia nacional, entre otras cosas, por la falta de continuidad del Estado y, además, por la impunidad que apadrinan los sucesivos gobiernos.
Ello ha permitido que personajes como Buenaventura Báez, brillante político cuya fulgurante estrella se colocó en el firmamento desde su diputación ante el parlamento haitiano, antes de la Independencia Nacional. Luego gobernó cuatro o cinco veces.
Recuerdo aquella frase de Juan Bosch al referirse a Lenin, durante una polémica con el padre Láutico García, sostuvo que Lenin supo gobernar porque se mantuvo en el poder. Nunca he visto que alguien analice cuán mal gobernante fue el propio Bosch porque no se supo mantener en el poder, permitió que lo derrocaran y se desataron las furias de infierno.
El que se fue gobernó o desgobernó, pero implantó su huella en la historia la cual no es analizada, es olvidada con una velocidad extraña. Hizo, deshizo, arregló, descompuso, se situó por encima de la Constitución y las leyes y cuando sale del poder “si te vi, no me acuerdo”.
La situación del sucesor es como si estuviera dispuesto a gobernar con el mismo librito de irrespeto a la Constitución, la Ley, la moral y las buenas costumbres.
Es un juego antidemocrático a la desmemoria, que nos sume en la ignorancia jurídica, en el irrespeto a la ley, en la creencia de que los problemas se resuelven solos, que los asuntos a resolver son los que interesan a este gobierno, al de ahora, que el que se fue tuvo los suyos y los resolvió o no, pero nunca se le ha reclamado, nunca ha tenido que rendir cuentas.
Ojalá que hayamos llegado al día en que las diabluras, las ilegalidades, la corrupción, el tráfico de influencias, el contrabando, las triquiñuelas para pagar menos tributos de los que corresponde, los privilegios, las injusticias, tengan frente a sí el equilibrio necesario para que las reglas de juego de la democracia: justicia y libertad, constituya el plato diario en el quehacer nacional, sin injusticia ni privilegio, como aquel estribillo del doctor Joaquín Balaguer.
Luis Abinader tiene el mandato. Luis Abinader tiene la oportunidad de hacerlo bien. Luis Abinader parece que lo quiere hacer bien. Para ello, Luis Abinader tiene que seguir limpiando el camino, para eso lo elegimos, Hasta ahora vamos bien. Las quejas aún son atribuibles a que el que se fue no se ocupó de salud, educación, paz social, energía, de manera exitosa.
Ya sabemos de qué pata cojeamos. Ahora falta, hablar claro. Explicar cómo nos desgobernaron y nos dejaron un cascarón que parecía ser un cascabel de oro y que hagamos lo que hay que hacer.
BA
Bosch sostuvo que Lenin supo gobernar pues se mantuvo en poder
El que se fue es figura de presencia permanente en la historia nacional
Luis Abinader tiene el mandato, la oportunidad de hacerlo bien