Desde el mismo día en que decidí abandonar el ejercicio radical de mis ideas marxistas, no así; de mis ideales, creencias y patrón de conducta, para ingresar a uno de los llamados partidos tradicionales en plena masificación. Estaba muy consciente de que extrapolaría al plano político-partidario las ideas planteadas por Jean-Jacques Rousseau, en su obra cumbre titulada: “El Contrato Social”, en el entendido de que, deponía de mis ideas particulares para supeditarlas a las necesidades y conveniencias de la alta dirección de ese partido. Desde esa perspectiva; sabía que estaba entrando a un campo minado.
Nacimiento y Fin de las Ideologías Dominicanas
En ese sentido, desde hace una década he sostenido en reiteradas ocasiones y reafirmo en este artículo, que ese conjunto de ideas que denominábamos (Ideologías), nacieron en el país, con el regreso del cerebro más preclaro de la vida política dominicana en octubre del 1961, el profesor Juan Bosch. Las mismas, contribuyeron no solo al nacimiento y consolidación de la democracia, sino también, a influenciar a otros líderes y partidos políticos que la prolongaron en el tiempo e hicieron sus aportes al país, como fue el caso para citar un ejemplo; del ex presidente Antonio Guzmán Fernández.
Sin embargo, estas ideologías enquistadas en el pueblo dominicano y representadas desde la perspectiva del ciudadano, en las figuras de Juan Bosch, Peña Gómez y Balaguer, murieron a raíz de la desaparición física de unos y de la pérdida de la preeminencia política de otros. Dando paso con ello; a la aparición desproporcionada de la figura sociológica denominada “Anomia”, del gran sociólogo y filósofo francés Émile Durkheim y, desarrollada en la escuela de Chicago por el sociólogo estadounidense Robert K. Merton. La cual, al ser extrapolada al ejercicio de la política, ha originado el nacimiento del llamado “Negociante Político” miembro de ese nuevo partido no reconocido por la (JCE). Empero, del conocimiento de todos que es “El QLD”.
Trapecistas de la Política
Parece paradójico, pero no lo es, que la masificación desproporcionada de algunos partidos y la reducción vertiginosa de otros, es donde se han fortalecidos estas rémoras que carecen de base social, de identidad partidaria, de lealtad y en muchos casos; de formación política. Hago esta aseveración porque esas masificaciones desproporcionadas han traído consigo, a muchas personas buenas y preparadas, pero también; a individuos cuyo único norte es el beneficio personal, que hoy son capaz de estar orando a Dios y mañana haciendo pacto con el mismo diablo. Y otros, que se han reducido casi llegando a la desaparición, ya que solo les quedan las siglas y un grupo de facinerosos francotiradores del erario público o en su defecto; come quesos de la política.
Individuos sin Identidad
Son miles, las figuras que históricamente han pasado su vida entera en la República Dominicana, militando y transitando de partidos en partidos, escudados en los mal llamados, acuerdos programáticos o en los supuestos pactos de nación, que en la práctica no son otras cosas que, la reafirmación desmesurada y taxativa de la búsqueda de prebendas y canonjías. Sin importar, que ello implique; hoy andar con un partido de supuesta ideología social cristiana o mañana con otros, cuyos símbolos hagan reverencia a Lucifer, pues en esencia; lo importante es ser un miembro fiel del QLD.
Es cierto que, no se consiguen triunfos electorales sin el apoyo y cohesión de todas esas repugnantes figuras que son los “Queledeistas”. Empero, no menos cierto es, que nunca dará buena cosecha la siembra de un fruto o semilla podrida. Apostemos a cambiar nuestro sistema político fundamentándolo en ideas, propuestas, debates e identidad y trabajo partidario, no en trapecistas electorales que para fabricar 10 votos o para que lápiz mate a papel, necesitan que primero compremos sus antojos. Púes como dijo en el 2007, el hoy presidente Danilo, “tan malo es el que se vende; como el mismo que lo compra”.