El rábano actúa efectivamente como medio disolvente al combatir las sustancias venenosas. Su jugo ataca a la tan temida tos convulsiva, ronquera, catarro bronquial, mucosidades del pecho, pulmón, estómago e intestinos; y por ser diurético, cura la hidropesía.
Su preparación se realiza de dos formas: después de haber rallado los rábanos se exprime el jugo y se mezcla con miel; o también, cortándolos en rebanadas y cocinándolos con un poco de agua, luego se agrega miel de abeja una vez retirados del fuego. Debe tomarse cada hora una cucharadita de este jugo, pero nunca a la hora de la comida. Se obtiene aún más fácilmente el jugo, agregando al rábano rallado jugo de limón y dejándolo reposar durante algún tiempo, exprimiéndolo después. De este jugo se toma una cucharada cada hora. Mientras que las comidas de rábano no deben comerse con azúcar, se hace una excepción con el jugo, usado como medicina contra resfríos, ronquera, tos y especialmente contra la tan molesta tos convulsiva. Es preferible usar miel que es nutritiva y curativa a la vez. El rábano se ralla mientras se le va agregando abundante azúcar, dejándolo reposar por un tiempo hasta que el azúcar haya extraído el jugo. Exprimiendo luego esta masa se obtiene el jugo sin tener que cocinarla. Cada día debe ser preparado de nuevo. Otro modo de conseguir el jugo sin cocinarlo es hacer un orificio al rábano rellenarlo con suficiente azúcar natural o con jugo de limón. Con su poder expulsivo, el jugo de rábanos actúa sobre los cálculos biliares, piedras nefríticas, secreciones que se forman en la vejiga, y el mal de piedra. Los rabanitos deben comerse crudos para el estreñimiento crónico, solos o acompañados con limón y aceite, pero nunca con sal. De igual manera combate el reumatismo y la gota.
Los rabanitos fortalecen los nervios y conservan la fuerza vital
Cuando la época del año lo ofrece, es aconsejable comer rabanitos, pues son una fuente óptima de vitaminas y sustancias minerales. Por consiguiente, su abundante consumo es de suma importancia para la buena formación de la sangre, para la fortificación de los nervios y la conservación de la fuerza vital. Puede comérselos en ensaladas sin sal, agregando aceite y limón o también junto con otras ensaladas crudas y hierbas aromáticas. El rábano tiene propiedades que lo capacitan para combatir con éxito todas estas enfermedades causadas por la acumulación de ácido úrico y enfriamientos. Se ha visto ya que el 95% de todos los males, crónicos o no, son causados por la acumulación de sustancias tóxicas en el organismo, como el ácido úrico, por ejemplo; por lo cual hay un vasto terreno de curación para las diversas clases de rábanos. Se afirma que el rábano tiene un efecto curativo al igual que el ajo, en el cólera.
Hoy se sabe que el jugo de rábanos tiene también un poder curativo en ictericia e hinchamiento del hígado.
Exteriormente puede aplicarse también el rábano rallado sobre los granos e hinchazones. Que el jugo de rábanos es desagradable a los parásitos intestinales, es menos conocido, pero es un medio seguro para combatirlos.