El rápido arreglo de la eurozona creará un monstruo político

El rápido arreglo de la eurozona creará un monstruo político

Wolfgang Munchau
Si lo óptimo no es posible, estamos tentados a conformarnos con lo segundo mejor. La respuesta óptima para la eurozona sería cambiar a una unión fiscal. Pero esto puede que no suceda, o que no suceda a tiempo. En ese caso, la pregunta que surge naturalmente es: ¿qué constituiría una solución mínimamente eficiente para la crisis?

Hay un consenso que está surgiendo de que la recapitalización radica en el corazón de cualquier solución a corto plazo de una unión fiscal. Pocos afirman que es suficiente. De alguna forma tendría que ser integrada en un sistema de seguro financiero transfronterizo. Los estados miembros seguirían siendo soberanos, pero la eurozona se aseguraría de que todos los bancos sistémicamente importantes sean apropiadamente capitalizados, supervisados, y si es necesario, forzados a cerrar o a fusionarse. Para que esto funcione, todos los bancos sistémicamente relevantes tendrían que entrar bajo la sombrilla de la eurozona, no sólo los que operan a nivel internacional.

En un sistema tan mínimo, las transferencias internacionales todavía ocurrirían, pero serían limitadas a apoyar al sector financiero. Los estados miembros retendrían totalmente la soberanía, sujetos a un conjunto común de normas fiscales. Si surgieran desequilibrios que desestabilizaran el sector financiero, la eurozona proveería un seguro efectivo en contra de los efectos colaterales internacionales. Tal consideración hipotética me recuerda un debate entre los banqueros centrales durante la burbuja crediticia: ¿Debería la política monetaria pinchar las burbujas, o debería limpiar los escombros después? Nuestra solución mínima sería limpiar el desastre. El caos en la eurozona continuará, pero al menos al final habrá cierto seguro.

Si la eurozona hubiera adoptado este enfoque en octubre de 2008, justo después del colapso de Lehman Brothers, este pudiera haber funcionado. Todavía hubiéramos tenido la crisis griega y portuguesa, pero Irlanda, España e Italia se hubieran evitado. Entonces, por la otra parte, puede que este no hubiera funcionado. Puedo pensar en cuatro razones de porqué este no funcionaría hoy.

Primero, las cantidades involucradas se han vuelto demasiado grandes. Un fondo de recapitalización de uno pocos cientos de billones de euros podía haber hecho el trabajo hace tres años. Ahora se necesita mucho más, por encima del capital ya invertido.

También yo esperaría que los efectos dinámicos fueran más serios ahora. Sin duda, los gobiernos han contribuido con las matemáticas, pero, como siempre, sus matemáticas son estáticas. No es difícil agregar la exposición total de los bancos alemanes y franceses a Grecia, y calcular los requerimientos de capital adicional. Es mucho más difícil entender los efectos dinámicos del impago griego en más amplios sistemas financieros y económicos. Ya vimos el estrés causado por la relativamente modesta participación del sector privado acordada en la cumbre europea de julio. Un impago, aunque sea anticipado, extendería mayor incertidumbre a través de los múltiples canales. Lo que sabemos es que nunca habría la capacidad de recapitalizar el sistema bancario lo suficiente para hacer frente al contagio de los impagos. ¿No debería ser la primera prioridad prevenir el contagio, antes que hacer que el sector bancario esté apto para este?

Segundo, aunque los gobiernos europeos pongan suficiente capital, ellos no lo harían de forma correcta. Ellos repetirían el error que cometieron en octubre de 2008, cuando los líderes de la Unión Europea llegaron al acuerdo de recapitalizar sus bancos, cada uno por su lado. A juzgar por sus comentarios, los líderes de Europa no han aprendido nada. La renuencia de cambiar el poder sobre la banca al nivel de la eurozona está, por supuesto, profundamente arraigada a las políticas nacionales. Los partidos políticos y bancos no comerciales y el Landesbanken juegan un importante rol en la industria de las finanzas. En términos políticos, esta solución mínima no es para nada mínima.

Tercero, una solución que radica en el sector financiero afecta un dilema inherente a la estructura de la Unión Europea. Un mercado único para las finanzas es el nivel de competencia de la U.E. que no puede fácilmente ser reducido a la eurozona. Los miembros fuera de la eurozona tales como Reino Unido casi ciertamente no se unirían a un sistema tal, y podrían bloquear un supervisor bancario único. Si se depende de un respaldo financiero como estrategia principal, los miembros fuera de la eurozona ultimadamente serían forzados a entrar a la eurozona, o a salir de la Unión Europea. De esa forma se puede terminar salvando a la eurozona, con la ruptura de la U.E., o viceversa.

Cuarto, una estrategia de limpieza financiera podría demostrar ser económicamente más desestabilizadora y financieramente paralizante de lo que sus abogados admiten.

Si no el régimen mínimamente suficiente está sujeto a una paradoja inalterable: es motivada por la búsqueda de una solución que es políticamente más aceptable que una unión fiscal. Sin embargo, en el diseño de dicho sistema se termina con un monstruo político.

Se tienen los incentivos apropiados en el sistema para reducir los desequilibrios internos, la inestabilidad financiera podría volverse el factor dominante, y las transferencias potenciales podrían rápidamente tornarse muy grandes.

Zoom

Un desastre

1. La experiencia de la eurozona sobre la administración basada en reglas ha sido un desastre. El primer intento de un pacto de estabilidad colapsó debido a que Alemania y Francia lo violaron.

2.  El segundo no sobrevivió la depresión del 2009. Estos no fracasaron por deficiencias técnicas, sino debido a que está en la naturaleza de la soberanía nacional que los gobiernos violen las reglas si su electorado así lo desea.

 3. En la naturaleza económica del seguro que se requieren normas para contener el riesgo moral.

Advierten sobre volatilidad en los precios de alimentos

Emiko Terazono

Londres

Es posible que los precios de las materias primas se queden altos, al igual que la volatilidad durante las próximas semanas debido a la creciente demanda, un clima extremo cada vez más frecuente y la industria del biocombustible, según un reporte de las agencias agrícolas de las Naciones Unidas.

Los crecientes precios de los alimentos y la volatilidad en aumento se han vuelto un gran problema político y económico, especialmente en los países en desarrollo.

El aumento en los precios para los granos y otros productos de primera necesidad guiaron a disturbios durante la crisis alimentaria de 2008-09 y más recientemente los bancos centrales en Asia han apretado la política monetaria para combatir la inflación alimentaria.

David Dawe, alto economista de la Organización de Agricultura y Alimentos de las N.U., una de las tres agencias detrás del reporte agrícola, dijo: “Sería más fácil luchar contra los altos precios si supiéramos que fueran a subir de forma constante”.

El informe titulado El estado de inseguridad alimentaria en el mundo, publicado por la FAO, el Fondo para el Desarrollo Agrícola y el Programa Mundial de Alimentos, alertó que “los pequeños países que dependen de las importaciones, particularmente en África, están especialmente en riesgo”.

El reporte advierte que los precios están aumentando ya que la demanda está creciendo rápidamente debido al desarrollo económico, al crecimiento poblacional y al incrementado uso de los biocombustibles.

La N.U. dijo que la especulación financiera podía también dirigir a una incrementada volatilidad en los precios. Pero también agregó que el vínculo entre la inversión financiera y los precios era un “asunto altamente debatido sin un claro consenso”.

La Unión Europea y los Estados Unidos anunciaron una ofensiva en las posiciones que los fondos de protección y otros grandes inversionistas podrían tomar en los mercados de materias primas agrícolas en un momento en que los legisladores los culpan por los altos precios.

El índice de precios de alimentos FAO, de un conjunto de materias primas agrícolas como el trigo, maíz, arroz, azúcar, carne y aceite vegetal, ha aumentado un 15% en el último año. El índice se había elevado un 150% durante la década pasada.

La FAO, Ifad y WFP dijeron que las restricciones en las exportaciones estaban  guiando a la escasez de alimentos, exacerbando la volatilidad de los precios.

Mientras “algunos grandes países estaban dispuestos a aislar sus mercados de la crisis a través de políticas comerciales restrictivas, en una clara referencia de las prohibiciones de exportación impuestas por Rusia, la India, China y Argentina, entre otros, esto guía a “incrementados precios y volatilidad de los mercados internacionales”. Mientras China y la India se beneficiaban de las restricciones de exportación. 

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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