El 1 de julio de 1997 Reino Unido y China pusieron en vigor un acuerdo para devolver a la soberanía china la isla de Hong Kong y sus territorios arrebatados por violencia a China 150 años antes. La usurpación inglesa se produjo al final de la Primera Guerra del Opio, China, derrotada, fue obligada a entregar la isla de Hong Kong y otras concesiones.
Posteriormente, mediante una Segunda Guerra del Opio, Inglaterra obligó a China a permitir el tráfico de drogas y con diferentes subterfugios fue anexando nuevos espacios aledaños a Hong Kong.
Hace más de 30 años, ante una China pujante que no había renunciado a revertir la afrenta de un siglo atrás, Inglaterra accedió a negociar la devolución de los territorios a partir del 1 de julio de 1997. La Ley Básica aprobada para Hong Kong reconoce su condición de parte “inalienable” de China, reconociéndole, no obstante, un alto nivel de autonomía bajo el principio de un “país dos sistemas” y asumiendo Beijing la responsabilidad de su defensa y relaciones exteriores. El esquema estará vigente por 50 años hasta 2047 en que pasará plenamente a integrarse a China.
Acercándose la fecha, han ido surgiendo manipulaciones occidentales estimulando un sentimiento independentista al interior del territorio. En estos 23 años Beijing ha respetado el orden interno pero la defensa occidental de la llamada “pro democracia” busca realmente, sin tapujos, la independencia. Han aparecido partidos y movimientos abiertamente independentistas: Partido Nacional de Hong Kong, “Escolarismo”, Hong Kong Indigenous”, “Demosisto”, con dirigentes proclamando abiertamente: «Creemos firmemente que la independencia es la única manera para que los habitantes de Hong Kong rompan con la opresión de China» y para lograrlo “cualquier medio es efectivo” y sin remordimiento, varios de los principales líderes vociferan que «en relación al uso de la violencia, lo apoyaremos si es efectivo para hacernos oír». Del dicho al hecho, manifestantes han atacado estaciones de policía, quemado instituciones públicas, destruido propiedades. En países que más se duelen de las medidas adoptadas por China calificarían esos actos de terrorismo pero en Hong Kong son luchadores “pro democracia”.
Manifestantes hongkoneses se expresaban con la bandera estadounidense y Trump manifestaba públicamente su apoyo y aliento. ¿Se imaginan si fuese al revés? España enfrenta las demandas de independencia de Cataluña y el Reino, defendiendo su integridad, ha reprimido y encarcelado a sus líderes. Inglaterra -en los ochenta- dejó morir en huelga de hambre en prisión a diez católicos luchadores por la independencia de Irlanda del Norte en tanto otros 13 que sus familiares rescataron de esa huelga hoy sufren consecuencias. ¿Reclamo?: trato más digno en la cárcel. EEUU tuvo al preso político con más años en el mundo por actos violentos por la independencia de Puerto Rico. En Occidente forjan la idea de que su verdad es sacrosanta… para otros.
En mi opinión la campaña “pro democracia” de EEUU y aliados se inter vincula con Taiwán. Se busca una intervención militar de China en Hong Kong y acabar con la esperanza de negociaciones Taiwán – China. Ambos casos constituyen desafíos a la soberan