“El real tema: novios/as”

“El real tema: novios/as”

Con este tema del noviazgo en nuestros niños y niñas, yo soy partícipe de que antes de alarmarnos, primero analicemos lo que nos dicen, lo que sienten y lo que piensan, para darle el peso o verlo del tamaño que realmente lo amerite.

Porque definitivamente en este, como en otros tantos aspectos de la crianza, es primordial mantener una comunicación abierta y estrecha con el niño o la niña y acercarnos a ellos, para saber qué entienden por noviazgo, en el contexto en que hablan de ese término y qué es lo realmente esperan o desean obtener en su relación con el otro, ya que como en ciertos casos suele ser muy inofensivo, debemos aprender a dimensionar ese término de novio/a.

Es probable que nuestro hijo/a solo le quiera dar esa connotación a un amigo/a especial y no exista razón alguna de qué preocuparse; pero indistintamente, la comunicación será clave en estos momentos para asegurarnos de que es algo verdaderamente inocuo.

La comunicación y la confianza entre padres e hijas/os, con cero paradigmas sociales son elementos fundamentales para conversar acerca del tema de los novios con nuestras hijas/os, y así evitaremos cualquier situación incómoda o no deseada.

Hablar sobre sexualidad, responsabilidad, conciencia y respeto frecuentemente, dará cabida a que nuestros tesoritos de la casa entiendan a lo que se puedan enfrentar. Y con base en el acercamiento, es posible guiarlos de manera permanente y asesorarlos en esa etapa tan importante de sus vidas.

Como padres tenemos un rol muy significativo de enseñarle a nuestras hijas/os desde muy pequeñas/os, que es normal en determinado momento sentir atracción por un niño/a y que esto es parte del crecimiento.

Ante nuestros ojos siempre serán muy pequeñas/os para tener novio/a y las veremos cómo esa princesa o príncipe intocable, sin embargo, solo aceptando todas las etapas de su crecimiento podremos evitar problemas de conducta y consecuencias posteriores.

Si se da el caso de una relación de noviazgo, es transcendental conversar y llegar a acuerdos en los cuales se determinen normas y condiciones sencillas.

Tu hija/o debe sentir la libertad en medio de las reglas, evitando que se sienta presa/o dentro de su propia casa.

Es importante que entienda que solo la confianza y el respeto facilitarán que la relación sea armónica para el entorno en general, aunque todo depende del nivel de madurez que tenga el adolescente.

Si nuestra hija o hijo tiene una madurez social, intelectual o emocional congruente con su edad es fácil que tenga una relación sana.

Estuve leyendo que en una investigación se arrojó que si un adolescente (sea hombre o mujer) tiene su primer noviazgo entre los 11 y 13 años, tiene 90% de probabilidades de ser sexualmente activo(a) durante el último año de la secundaria, y que si su primer novio es a los 14 la probabilidad cae al 50%, el primer noviazgo a los 16 años representa un 20% de posibilidades.

E indicaban que algunos psicólogos recomiendan que los adolescentes no tengan citas amorosas antes de los 14 años, pues a esta edad no han desarrollado por completo su personalidad, además de que es más difícil resistir a la presión social y tomar malas decisiones sobre las drogas, el sexo o la violencia.

Sin embargo, a pesar de que evidentemente al cumplir los 17-18 años se estará mejor preparado/a para elegir bien y para llevar una relación más madura, por más difícil que pudiera resultarnos el aceptar ese comienzo de una relación a edades mucho más tempranas, debemos asumirlas como posibles ensayos para que experimente sus éxitos y fracasos en las relaciones de cara a una vida adulta, en la que tendrá que saber cómo llevar una relación de pareja, qué pretende o espera y cómo desenvolverse ante un vínculo sentimental.

Pienso que es mucho mejor que le permitamos vivenciarlo ahora que estamos junto a ellos/as para consolarlo/a cada vez que lo necesite, así como para sostener sus conquistas.

Pero enfaticemos siempre que la niñez es para vivir otras experiencias que, si se saltan, ya no se van a poder disfrutar más adelante, y trabajar siempre en fortalecerles la autoestima para que aprendan que primero deben amarse ellos mismos, antes que a los demás.
*la autora es Psicóloga Clínica