POR FÁTIMA ÁLVAREZ
Cada vez con más frecuencia las construcciones de viviendas incluyen un espacio a la entrada de la casa que sirve como punto de partida de los espacios del futuro hogar y al mismo tiempo como lugar de recibo de las visitas. El rellano o recibidor, como es más frecuentemente llamado, es una especie de descanso que permite el ordenamiento y acceso a las diferentes partes de la casa.
El recibidor tiene una estructura un tanto diferente del resto de la casa; por sus dimensiones, no puede ser una sala, pero tampoco es un pasillo. La decoración del mismo no responde a ninguna otra área por lo que a los propietarios de la vivienda les resulta difícil seleccionar el mobiliario de esta zona.
Al ser un espacio de entrada a las áreas sociales de la casa e incluso, en los casos de la vivienda ser de dos plantas, facilita el acceso a la escalera que conduce al piso superior, el rellano o recibidor se convierte en un lugar clave. Según el tipo de vivienda, su protagonismo será mayor o menor al igual que sus dimensiones.
Una de las ventajas del recibidor es que permite recibir determinados servicios y personas que llegan hasta la casa, y no requieren tener acceso directo al resto de las áreas sociales, como son los repartidores de diferentes servicios, que ahora se les conoce como «delivery», el correo, la receta de la farmacia o el joven del colmado con el botellón de agua. De esta forma, usted puede recibirlos en casa sin sentirse invadida por la presencia de personas que no forman parte de su círculo íntimo.
No hay mejor espacio para despojarse libremente de la carga que lleva a casa, tras un día de trabajo. La sombrilla o paraguas, el abrigo, las llaves del carro, el maletín o cualquier otro objeto que forme parte de su rutina, encuentra su justo espacio en el recibidor.
No es necesario que el recibidor tenga muebles para sentarse. Una repisa, un espejo o una obra de arte que asuma el protagonismo y haga acogedor el espacio, es suficiente. Otros objetos funcionales pueden ser un perchero, un paragüero o un portallaves. Un cesto para la correspondencia o un jarrón de flores que otorguen frescura al ambiente, también son adecuados. Los detalles son los que le otorgarán al recibidor la sensación de calidez, siempre y cuando no se recargue de ellos.
UN ESPACIO REDUCIDO
Muchas veces, sólo se cuenta con poco más de un metro cuadrado para el recibidor. Por tanto, es una tarea difícil intentar ganar espacio allí donde no existe. La solución idónea es conseguirlo a través de la combinación de efectos ópticos y psicológicos, ya sea con la instalación de un espejo, con el color o con la textura de las paredes.
El espejo es sumamente funcional si el recibidor es pequeño. Otorga una imagen de profundidad y el hecho de repetir el espacio visualmente lo hace parecer más grande. Además, aquellas personas que siguen la línea del feng shui, aconsejan el uso del espejo a la entrada de la casa como forma de absorber las energías negativas que hasta allí llegan.
Los expertos en decoración señalan que al ser el recibidor un espacio independiente, con personalidad propia, no tiene necesariamente que estar decorado con un estilo similar al resto de la casa. Los colores a escoger pueden ser distintos al de las otras áreas, aunque si se accede visualmente a alguna de ellas, es conveniente que guarde cierta conexión en lo que a decoración y colorido se refiere.
Como es frecuente que estos espacios no cuenten con una iluminación natural, por su propia disposición es conveniente, según los diseñadores de ambiente, que reciban luz indirecta de las áreas más cercanas.
Si usted es de las que disfruta de un recibidor, pero su vivienda no cuenta con uno, puede recurrir a una técnica muy conocida que es el biombo. Este recurso separa la sala de la puerta de entrada, creando visualmente un espacio de intimidad entre la puerta y el resto de las áreas. Puede recurrir también a los mobiliarios que cumplen doble función de ambos lados. Por ejemplo, un armario con el frente hacia la sala, mientras en la parte trasera puede servir como perchero.
Si el espacio así lo permite, no se prive del deseo de disfrutar de alguna que otra obra de arte en el recibidor. Las esculturas caen perfectas en estas piezas y otorgan una cálida y acogedora sensación.