Monsieur Charles Marle, recordado por una de las más antiguas calles de Villa Duarte, se fue esfumando en el recuerdo de los dominicanos, de los libros de texto y tratados sobre educación y hasta en el rótulo que identificaba la vía que lo honra. Se sabe que pervive el homenaje porque un morador del entorno le puso ese nombre a su colmado.
El ilustre francés, sin embargo, era un destacado hombre de letras, periodista, traductor, lingüista, sabio y, sobre todo, maestro que enseñó diversas materias y dejó una considerable cantidad de discípulos diseminados por Santo Domingo.
Fue amigo entrañable de José Gabriel García, de Fernando Arturo de Meriño, Eugenio Deschamps, Pedro Valverde… Tradujo al francés discursos de Tomás Bobadilla, combatió a Buenaventura Báez, al que llamaba “el ladrón” y cuyo partido pretendía “destruir para siempre”.
Vino al país en 1830, después de haber estado con Napoleón en la campaña de Italia como practicante médico, y vivió como un dominicano más “desde la caída de la Segunda República francesa” hasta su muerte en 1884.
En sus viajes al extranjero llamó la atención de grandes capitalistas “dispuestos a explotar toda suerte de negocios y empresas”, según comunicaba a José Gabriel García desde Cuba en 1867.
Lo que más se destacó en él, sin embargo, fue su amor a la ciencia, su honradez, laboriosidad y consagración permanente “al mejoramiento de sus semejantes”.
Cuando falleció, el “Eco de la opinión” lo describió como “un Benefactor de la Humanidad”.
El país se dio el lujo de contar entre sus hijos a un erudito de su categoría que en su tierra propuso reformas de la gramática a la Academia de la Lengua, trabajó en la preparación de diccionarios, educó en liceos y corporaciones científicas, escribió sobre historia y ciencias naturales, consignó Eugenio Deschamps en “La República”
Aquí, empero, llevó una vida modesta, “vida del campo, laboriosa, honorable vida fue la suya en Santo Domingo, como activa, ciudadana y meritoria fue o debió ser su vida en París, en su Patria”, agregó.
Pero Marle no es conocido. Su breve historia se publica hoy gracias al fichero inédito de Vetilio Alfau Durán y a dos cartas de la “Colección José Gabriel García” que se conservan en el Archivo General de la Nación, una de él a Tomás Bobadilla informándole la traducción de español a francés y otra en la que agradece a Pedro Valverde, gobernador de la provincia de Santo Domingo, el apoyo que le brindó cuando “tenía problemas con la justicia”. También por las noticias de su muerte en la prensa.
Emilio Rodríguez Demorizi lo cita en “Seudónimos dominicanos”, firmando como “Montecattini, ingeniero”.
“Yo declaro, sin ser constreñido por nadie, y únicamente por rendirle homenaje a la verdad, que fui yo quien redacté el opúsculo intitulado “Báez, Rey de los dominicanos… Declaro además que después de la publicación de ese escrito obtuve la prueba de que varios de los documentos y notas que me habían sido suministrados por la redacción, estaban desprovistos de toda veracidad, particularmente aquellos que conciernen al manejo de las finanzas y a otros valores o propiedades del Estado Pajarito, 18 de abril de 1868.- Marle”.
Maestro y escritor.- Su faceta más sobresaliente fue la de maestro. Impartió ciencias naturales en el colegio San Luis Gonzaga y además “era un excelente profesor de francés”, apunta Luis E. Alemar, citando “distinguidas discípulas”.
Cuando Villa Duarte era conocida como “Pajarito” publicó “Los pajariteños”, acerca de los terrenos urbanos del sector.
Bajo el apodo de “El hermitaño (sic) de Pajarito” publicó varios trabajos, entre ellos “La nueva utopía” y “As”.
No hay fotos suyas ni fecha de su nacimiento. En carta de Meriño a José Castellanos le dice: “Murió mister Marle de 102 años, como quien no muere, sino como luz que se extingue. Quiero decir, que se murió sin enfermedad y sin sufrimientos”.
Alfau apunta que vivió en el Callejón del Comercio y reproduce la necrológica de La crónica del 29 de septiembre de 1884. “Ayer domingo dejó de existir Mr. Marle, súbdito francés, el cual hacía largo tiempo moraba en esta ciudad. El 10 de diciembre de 1866 hizo su comunión en esta iglesia de Regina: siempre recordaremos ese día”.
También recogieron su muerte “El mensajero”, la “Revista científica”, “La República”, “Listín Diario”, “El eco de la opinión”, que lo definió “el sabio, el modesto, el anciano respetabilísimo que tanta estimación se granjeó en la sociedad dominicana”.
“Era poseedor de educación e instrucción. Él sostuvo postulados de reformas de la fonética francesa que discutió magistralmente”, sostuvo Listín Diario.
Marle estuvo casado “con una dama de la familia Coen”. No dejó descendencia “y murió en la casa de Mr. Philipaux, fundador del hotel francés de esta ciudad”.
La calle.- Se escribió mucho sobre la calle “Monsieur Marle”, que parece haber sido en una época la principal de Villa Duarte, al extremo de que en 1917 el Listín abogaba porque se prolongara y mantuvo esta campaña. La iniciativa beneficiaría el ornato, el progreso capitaleño. La consideraba “una necesidad urgente”.
Posteriormente se quejaba de la errada escritura de los rótulos, aclarando que no era “Ni Mr. Mall, ni Mister, sino Monsieur Marle, quien realizó actos de encomiable civismo a favor de la extinguida común de Villa Duarte, antes Pajarito”.
No fue posible establecer la fecha en que se bautizó esta vía con el nombre del insigne francés. Luis E. Alemar la describe: “De Este a Oeste tenemos la calle Mr. Marle, en recuerdo de un virtuoso y progresista educacionista francés radicado en Villa Duarte por muchos años”.
Ha sufrido transformaciones después de construida la avenida España.