El recuerdo detuvo el tiempo en Nueva York

El recuerdo detuvo el tiempo en Nueva York

NUEVA YORK  (AFP) – Los peatones dejaron de caminar, los compradores interrumpieron sus compras, los hombres de negocios detuvieron su marcha y Manhattan quedó suspendida en el tiempo durante un minuto de silencio, el primero del día en memoria de los que murieron el 11 de septiembre de 2001.

Bajo un cielo azul y despejado como el que reinaba en aquella jornada de triste recuerdo, las familias de las víctimas se reunieron en el World Trade Center, protegido para la ocasión por bloques de hormigón y una legión de policías.

Con un lazo blanco en las solapas, portando fotos de los seres queridos, descendían a depositar una foto, un mensaje, en los dos estanques que representaban las huellas de las Torres Gemelas.

La pasarela que llevaba hasta los estanques, en lo más profundo del solar, estaba adornada por decenas de banderas de todo el mundo que recordaban la variada procedencia de los que perdieron sus vidas.

Las esposas, maridos y parejas de las víctimas fueron los encargados en este quinto aniversario de realizar la tradicional lectura de sus nombres.

“A mi novio, mi amor, mi mejor amigo, mi ángel de la guarda”, decía una mujer joven.

Judith Hobson, que perdió a su hijo Robert, explicaba que “no se encontró  ningún resto de él”, por lo que considera el sitio como una tumba a visitar. “Dada las características de este monstruo”, explicaba Charles Wolf en referencia a los atentados, “para las familias es más difícil recuperarse. No pasa ningún día sin que oigamos hablar del 11 de septiembre”.

De todos modos, agregó lacónicamente, “el tiempo ayuda, y también las atenciones recibidas.

Ellis Crant, padre de Denise, y John Crant y Shelley Crant-Baggot, sus hermanos, están satisfechos de haber hecho de nuevo el viaje desde Florida (sudeste) para honrar la memoria de la mujer.

Denise trabajaba en una compañía de seguros y murió en el piso 93 de la torre gemela norte.

“Está bien compartir este momento en este lugar que Denise amaba”, dijo su padre, de 87 años, mientras su hija no podía contener las lagrimas y abrazaba  con fuerza unos girasoles y una foto de la fallecida.

El hermano, John, expresaba su enfado por la política estadounidense tras los ataques: “cuando siembras odio, el odio se vuelve en tu contra”.

A medida que avanzaba la mañana, las verjas de la Zona Cero empezaron a llenarse de flores, dibujos, y mensajes de amigos y particulares, como el de una asociación nepalí.

En los alrededores, la gente marcha al trabajo, o pasea, absorbida en sus pensamientos. Y a las 08H46, cuando llega la hora en que el primer avión se estrelló contra los rascacielos, se detienen para un minuto de silencio.

Durante unos segundos, la gente se santigua, cierra los ojos. En los grandes almacenes Century 21, se interrumpe la música de fondo y se pide un minuto de pausa. Luego, a seguir comprando.

Se han instalado cuatro campanas enormes en la plaza cercana. Unos religiosos en su hábito los hacen sonar, mientras un grupo de personas viste camisetas que recuerdan el fin de la presidencia de George W.Bush: “20 de enero de 2009”.

Wayne Freeman bajó de su oficina del piso 49, enfrente de la Zona Cero. “Es el mismo cielo, siento escalofríos”, explica, recordando que aquel día trabajaba y que vio el segundo avión estrellarse y el primer rascacielos derrumbarse cuando huía del Bajo Manhattan.

Tras el minuto de silencio, Nueva York recupera el pulso. Pero en las próximas horas seguirá viviendo a ritmo de aniversario gracias a conciertos, encendido de velas y otros actos que se sucederán hasta el fin del día.

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